ORGULLO 2020 / TE CUENTO CON CAFECITO PRIMERO DE ÁNGEL RODRÍGUEZ: “DE CAMINOS OSCUROS A COLORES VERDADEROS”
Por Ángel Daniel Rodríguez (Desde Lima, Perú)
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Estos deseos fueron madurando. Y mientras más crecía, más gay me sentía, en mis tiempos no era tan normal hablar del tema, era un tabú, muy oculto, es decir, todos eran hetero y no había con quien hablarlo, aún no había salido Madonna con Britney Spears y Christina Aguilera besándose en vivo. Y yo seguía creciendo sin Lady Gaga, en un seno familiar conservador religioso en donde mi padre era un súper machista, ególatra, político, atleta, cantante y mujeriego y mi madre una bióloga preparada en colegios militares, se había criado con la cultura de sus hermanos machistas, grandes, peludos, así que supongo que tanto mi madre como mi padre no sabían que hacer conmigo.
Solo podía conseguir paz, consuelo y destellos rosas en mi nana Lilia, ella era la que me cantaba, me contaba historias, bailábamos en las tardes y veíamos novelas mientras me bordaba pañuelos con mi nombre. Creo que ella me convirtió en este soñador empedernido que soy hoy en día. Su partida fue el primer golpe y el primer dolor más grande que haya sentido, el comienzo de una vida sin ella. Así fueron transcurriendo los años y comenzaba a cambiar mi voz, ya no podía cantar como sirena, ya era adolescente, pero mi tono de voz y ademanes eran como el de mi madre y hermana. Yo no quería ser mujer, pero era un patrón que sin querer estaba siguiendo, pues mi inexistente padre nunca estaba en casa, y no tenía una figura paterna a quien seguir. Ellas eran el ejemplo que tenía, pues mi círculo social era cero. Era tan callado y tímido.
“YO” mi peor enemigo, mi padre mi verdugo, fueron tiempos de tinieblas, muchas golpizas, muchas humillaciones que recibí de él, tantas comparaciones, tantas burlas, tanto de todo eso, que perdí la moral, el autoestima, el espíritu y la fe. Aun así mi madre utilizaba la moral y a Dios para consolarme y al mismo tiempo censurarme, era como estar en un túnel sin salida, se supone que era las personas que más admiraba y solo esto recibía de ellos.
Ya para los tiempos de preparatoria, no había perdido nada porque nunca había tenido nada, el amor propio, la autoestima, la aprobación de Dios y la aprobación de mis padres era causa perdida, nunca podría conseguirlo. Había perdido la voz, ya no hablaba, no decía nada, enmudecí, sólo pensaba, escuchaba y me volvía un ser invisible.
Salir de preparatoria fue salir del infierno y dejar ahí todos mis fantasmas, pues con todos estos problemas fui presa fácil del acoso escolar, de burlones y abusadores, nadie veía nada, nadie hacía nada, supongo que en ese tiempo sólo me llenaba el hecho escuchar a las Spice Girls con su “girls power”, soñaba al escucharlas que todo esto terminaría algún día; mientras tanto no me quedaba de otra, tenía que esperar y entretanto escribía, escribía mucho. No era lo suficientemente valiente para acabar con mi vida, aunque si lo intenté muchas veces.
Hasta que un día cambié de ciudad para seguir mis estudios universitarios en “la ciudad del pecado” donde todo parecía salir del contexto en el cual me había criado, me recibió con los brazos abiertos como una tía alcahueta, todos entendían, todos respetaban, todos eran amigos.
Aprendí, disfrute, deje de esconderme y empecé a independizarme y sobre todo a perdonarme.
Conseguí un empleo, Me pagué un psicólogo, comencé a practicar yoga, tenis y kung fu, aprendí a relajarme y a respirar bien, conocí mucha gente de buen corazón en el camino y me enamoré de mi primera pareja pero él era como yo ( 1er semestre de manipulación tóxica ) y ya había tenido suficiente de eso, y aunque me veía vulnerable, indefenso, un poco virginal , se había despertado en mi unas ansias de gritar, de volar y ayudar a otros también hacerlo, así que nadie me iba a detener y mucho menos quitarme el propósito y la buena aura, así que solo duró 6 meses y me harté, solo eso.
Luego conocí de una forma loca o mágica, no lo sé a mi gran amigo Elías, una persona con un poder increíble de hacer lo que quisiera hacer y siempre visto como el mejor hombre macho alpha de la historia, él era el, fuerte, surfista, vestía ropa ancha, llevaba barba, hablaba alto, rudo, rápido, se detenía a reírse con una pausa inquietante pero deseable, terco con un gran valor de justicia, de defender hasta lo indefendible y una muy bonita filosofía de vida y con todas las herramientas del PNL (Programación Neuro Lingüística) para tener el mundo y hasta el universo en sus pies.
Juntos creamos una atmósfera de amistad, amor, una sinergia, yo le enseñaba cómo vestirse, como escribir, qué ponerse, cómo bailar, qué lugares de ambiente visitar, salir a explorar el universo y el me enseñaba hablar ronco a tener ademanes de macho alpha, a ser rudo y rebelde, a ser versátil y a “participar en todas las fiestas”, a no ocultar nada, actuar sin importarme el que dirán, y siempre llevar libremente la bandera gay “queeee tanto”.
Yo cambié su guardarropa, le enseñé a ser un chico Cosmopolitan, él hizo de mí el hombre que siempre quise ser, cosas tan básicas como sacarse la barba, relacionarse en público, hacer amigos. Juntos creamos un imperio a nuestros pies, éramos solo él y yo, odiando el mundo, mientras que el mundo nos amaba.
Mi primer orgullo gay, se lo dedico a él, fue la primera vez que me sentí parte de algo, ya no valía la pena ocultarse, era admirado y reconocido por él y por mí mismo, me había atrevido a salir del closet, romperlo, destrozarlo y prenderlo en fuego, ya ni cenizas de él quedaban, había aprendido a auto curarme ya no iba a estar nunca más en la oscuridad, ni me iba avergonzar de lo que era, de lo que soy.
Aprendí a utilizar esa filosofía de vida para defender a los más débiles y a brillar a pesar en la oscuridad momentánea, pero siempre brillar, desde que aprendí a no mentirme mi vida dio un cambio de 360 grados para bien.
Ambos habíamos sufrido suficiente, ya era tiempo de ser feliz, multitudes que salían a marchar ese día quizás también, pero ahí estaban orgullosos, victoriosos con sus banderas erguidas, la lucha era dura pero más duras mis nalgas, y al final todo lo que luché en todo ese tiempo de niño, de joven no fue en vano porque pude sentir ese espíritu de libertad, pude entender que esos tiempos de tiniebla y oscuridad siempre tienen una salida, porque no son eternos y venceré, sobreviviré, lo mejor es estar bien consigo mismo.
Así que tranquilo mundo, tu que hoy estas pasando por tiempo de oscuridad y tiniebla vendrán tiempos mejores. Hoy desfilamos orgullosamente y lo hacemos honrando a los que no tienen voz, a los que no pueden marchar, encendemos una luz a los que están en oscuridad y llevan un silencio perpetuo, a lo que no encuentran forma ni manera de vivir así. Por esto te lo digo a ti, atrévete que hay mucha vida y mucha dicha tienes por delante y queremos que te diviertas.
“Y si piensas que estás loco… en la vida encontrarás uno más loco que tú…¿acaso no te parece divertido?”
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