LUCIANO ROSSO en primera persona: "éxito y fracaso son invención del cerebro humano"
"ÉXITO Y FRACASO SON INVENCIÓN DEL CEREBRO HUMANO"
Por Juan Carlos Herranz
Luciano
Rosso posee una expresividad innata tan extraordinaria, que la
vida le está brindado la oportunidad de ser conocido, y reconocido en medio
mundo, como una de las mejores figuras contemporáneas y más impactantes sobre nuestros
escenarios. Este fabuloso argentino, de armas tomar, es profesor de percusión corporal
—–posee una técnica que permite
darle sonido y movimiento al cuerpo en el teatro o frente a cualquier cámara—–, algo de lo que se puede disfrutar
en los vídeos que sube en su multitudinario canal de YouTube. A partir de la acrobacia y el lenguaje gestual, su
habilidad física impresiona tanto al público que éste pronto se olvida del vestuario,
la decoración de fondo o la obra representada. Todo lo que hace suma puntos a
su maravillosa capacidad actoral pero, por si fuese poco importante semejante
hazaña, se mete los corazones de la gente con una personalidad arrolladora que
hace partícipe al respetable de todas y cada una de las pequeñas historias
narradas, a golpe de música y efecto de sentimiento cotidiano. Porque, si algo
define la dilatada trayectoria de este profesional, es la fuerza que transmite con no más herramientas que su bella mirada, gran corazón y
hermosos sentimientos.
Luciano
Rosso ganó popularidad —–retomando su meteórica acogida en las redes sociales—– debido a decenas de portentosos doblajes de distintos éxitos
discográficos. Todo lo que ama, vive. La música es su mejor traje de
presentación a la hora de impresionar con sus vaivenes junto a los poros de su
piel. No tiene disfraz ni traje preferido. Ni falta que le hacen. Su carisma es
la mejor versión de sí mismo a la hora de entregarse al público. La versatilidad con la que
puede asumir su compleja escena teatral, el playback de una canción o,
simplemente, un truco de acrobacia se resume en la gran acogida de la obra Un poyo rojo —–producida por la compañía homónima—–, de la que forma parte indispensable
en su magnífico elenco. Su deseo más importante para este año es cruzar los
Pirineos para dar a conocer una función que ha circulado, durante largo tiempo,
en el circuito off de su Buenos Aires
natal; y que ahora despunta en Francia esperando alcanzar 84 funciones por
Europa y una inmensa gira latinoamericana. Desde el área de eventos de La
Revista Diversa recomendamos este espectáculo, de carne y hueso, sin trampa ni
cartón, que seguirá su rumbo hacia la conquista de nuestras almas y aplausos
gracias a un hombre que pareciera acabar de romper el cascarón por su frescura
y buen trabajo:
-
¿Te
molesta ser conocido por el público como el Rey
del Playback?
Para
nada, no me molesta en absoluto. Al contrario, me divierte y me llama la
atención que algo que yo vivo como un hobby, y que hago desde pequeño, pueda
tener tanto alcance. Para mí es un juego, me ayuda a pensar un rato, en otras
cosas, y con el tiempo me di cuenta que estaba ayudando también a otra gente
que tal vez estaba pasando por momentos difíciles, porque mi trabajo les daba
un respiro y les sacaba una sonrisa sin pedir nada a cambio. Y ahí fue cuando
cobró sentido para mí también.
-
¿De dónde viene tu madera de
artista? ¿Quién te ayudó a cimentar camino con tus primeros pasos?
Sospecho que es una cuestión
genética, porque mis primeros recuerdos de levantarme de la mesa en la que
cenábamos y bailar una publicidad de televisión, o de prender la radio y hacer la
fonomímica del locutor de turno, están relacionados con lo que, al tiempo, fui
descubriendo arriba de un escenario. Siempre conté con el apoyo incondicional
de mi familia y eso fue de gran ayuda. Fui bastante autodidacta en general,
siempre voy hacia donde alguna cosa me llama la atención. Soy un curioso nato.
Aprendí sobre todo de mis amigos, con quienes elijo trabajar a la hora de
crear. Ellos fueron y siguen siendo mis mejores maestros.
-
¿Cómo recuerdas la primera vez que
pisaste un escenario? ¿Te resultó fácil hacerlo?
Me acuerdo de los actos escolares.
Era obvio cuál era mi camino. En el escenario yo encontraba mi hábitat, mi
lugar más cómodo —–mucho más satisfactorio que las
aulas y los libros—–. Pero varios años más tarde empecé a
hacerlo de forma profesional. Más que fácil yo diría que me resultó orgánico y
lleno de adrenalina. El teatro para mí es transformador, pero además es una
herramienta política y una forma hermosa y leal de llegar a la gente. Tiene la
potencia de derribar barreras y de unir a las personas.
-
Tu impecable trayectoria profesional
te permite tocar cualquier palo. Estás considerado un creativo de primer orden
que sorprende tu capacidad camaleónica para transmitir pero ¿cuál es el hábitat
preferido del Pollito Pio: el cine,
la televisión o el teatro?
Me reconozco a mí mismo como un
bicho de teatro. Me fascina lo que pasa en ese ritual. Me gusta lo que pasa AHÍ,
en ese instante irrepetible, en vivo, en ESE
momento. El teatro tiene la capacidad de englobar todo eso que me constituye:
el movimiento, la música, la palabra. Sin embargo vengo coqueteando con el cine
hace un tiempo y la verdad es que me encanta, si bien es completamente distinto
a un escenario, también es una herramienta interesante a la hora de contar, de
plasmar un mensaje.
-
Has roto la pana, como se dice
en tu Argentina natal, con tu fantástico espectáculo de teatro físico ¿Qué
mensajes, para la conciencia social, se esconden bajo Un Poyo Rojo?
Un Poyo Rojo es una historia que nace del amor. En 2008 comenzamos a
darle forma a este espectáculo —–junto con Nicolás Poggi, en aquel
momento su pareja—–, y con Hermes Gaido, mi hermano
artístico con quien trabajo hace casi 15 años. En la obra está plasmado mucho
de lo que fue la relación real entre Nico
y yo. Nos fuimos dando cuenta que lo más sensato para esta historia era contar
nuestro vínculo real, y el público agradecía esa entrega. Luego se sumó Alfonso
Barón al equipo y con él, en reemplazo de Nicolás, hicimos 9 temporadas en
Buenos Aires y empezamos a girar por todo el mundo —–por el momento están instalados en París, pero siguen
presentándola en escenarios de medio mundo—–. Creo que esta pieza trata de
desarticular los estereotipos impuestos en la sociedad en cuanto a las
relaciones vinculares, para poder aceptarnos tal y como somos y hasta reírnos
de nosotros mismos en vez de juzgarnos y juzgar a los demás. El amor finalmente
es universal y este espectáculo es una consecuencia de eso.
-
Ahora triunfas en los escenarios de
Francia y las visitas a tus redes sociales se cuentan por millones ¿Qué
proyectos tienes entre manos?
En este momento estamos creando un
nuevo espectáculo para estrenar el próximo año con la misma compañía —–también llamada Un
Poyo Rojo—–, donde las redes sociales, la
comunicación y las nuevas formas de expresión serán las protagonistas. Además
estoy metiéndome un poco más en el lenguaje cinematográfico de la mano de mi
marido, Miguel Israilevich. Tengo varias propuestas por fuera, pero ninguna me
seduce tanto como la de trabajar con mis afectos, es la manera que yo encuentro
más agradable.
-
Los focos, el maquillaje y tu
lenguaje no verbal seducen al respetable ¿Te dejarás seducir pronto por el
calor del público español que tanto te quiere?
¡Claro que sí! —–Emite una sonora carcajada—– ¡Estoy deseándolo! ¡Has hecho la
pregunta clave! ¡Por fin! —–Afirma
mientras abre sus inmensos ojos de par en par sin dejar de gestualizar—–. España
es un lugar muy especial para mí. Cada vez que voy tengo el impulso de quedarme
allí para siempre. Eso me hace regresar SIEMPRE.
Tenemos planes de hacer pronto una gira por España ¡y espero que sea durante
mucho tiempo! ¡Extraño su comida, su cultura y el calor de su gente!
-
¿Qué significado tiene para ti el
significante éxito?
Yo
pienso que tanto el éxito como el fracaso, tal y como los conocemos, son
pura invención del cerebro humano. Estamos confundidos sobre ese concepto.
Solemos relacionar al éxito con triunfar en la vida, y entonces eso nos
habilita tener más valor sobre otras personas que fracasan. Yo no podría estar más en desacuerdo. Creo que alguien
puede ser exitoso haciendo un arreglo floral, organizando una fiesta o
simplemente lavando la vajilla. Lo que pasa es que hoy en día el éxito está
directamente relacionado a la cantidad de likes o followers que tengas en tus redes
sociales, o a la cantidad de dinero que tengas en tu cuenta, o al poder que
ejerces sobre los otros. Y eso es peligroso. Las nuevas generaciones viven este
fenómeno muy de cerca y pienso que hay que tener cuidado con esta concepción
sobre éxito y fracaso, porque si bien los paradigmas cambian, los valores que uno
transmite son importantes y fundamentales para las generaciones venideras.
-
¿Cuál es la factura más difícil has
pagado a la vida por recoger tantos frutos a través de tu trabajo?
Bueno, yo soy un intérprete físico —–la mayoría del tiempo que está sobre las tablas—–. A lo largo de mi carrera he sufrido algunas lesiones que
me han demostrado que el cuerpo es mi herramienta de trabajo, mi instrumento. Y
este instrumento, como cualquier otro, tiene que estar afinado, necesita
atención, estudio, dedicación. A medida que pasan los años, más dedicación
requiere. Hace dos años tuve una lesión fuerte en una rodilla. Sobre el
escenario, a la vista del público. Fue una experiencia muy traumática para mí,
quedé tirado en el piso y el cuerpo no me respondía. Tuvimos que cancelar 3
meses de gira. Entre cirugía, reposo y recuperación, estuve casi 5 meses sin
volver a actuar en un escenario —–aunque se entretuvo grabando algunos
playbacks—–. Esta experiencia que a simple vista
fue horrible, finalmente me enseñó una gran lección sobre el cuidado y la
importancia de conocer los límites de mi propia herramienta de trabajo.
-
¿Quién
convive dentro del profesional detrás de sus ojos?
Confieso
que esta pregunta me hizo reflexionar bastante —–sonríe
por tan filosófica cuestión—–, pero lo cierto es que no soy mucho
más de lo que muestro. De hecho, trato siempre de que mi trabajo esté teñido de
algo de lo que soy, de aquello que me constituye como persona, porque en verdad…
¡no sé hacerlo de otra manera! Mi mayor impulso y mi motor esencial es
transmitir emociones y para eso necesito que haya un otro, en la escena, en la
pantalla o en la vida. Me reconozco a mi mismo como una pieza de un engranaje
del que todos los seres humanos somos partes fundamentales.
TRAYECTORIA PROFESIONAL
Lo lindo de calzarse es pisar en cualquier lado —–Asesor
coreográfico.
Volver —–Asistente de dirección.
Respondemos con teatro —–Participación.
Varieté El día después —–Actor.
Un poyo rojo —–Actor y coreógrafo.
Intimidad 2.1 —–Actor y
coreógrafo.
Bestia de bestias —–Asesor
coreográfico.
Kutumpra —–Director, actor, coreógrafo, compositor.
Cronotópica —–Asistente de producción.
2 (dos) —–Asesor coreográfico.
La nave —–Actor y coreógrafo.
Pies pa’volar —–Actor.
Fabricando sonidos —–Actor.Pies pa’volar —–Actor.
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