LETRAS INDÓMITAS con Nicolás Colfer: Libido Taller

Por Antonio Capurro (Desde Lima, Perú)
UNA NUEVA FASE
El argentino Nicolás Colfer nos cuenta sobre la ampliación del #ProyectoLibido, que pretende llevar sus propuestas de lectura y escritura queer a todas partes, sin más barreras que las del Deseo.
Enlaces:
Nicolás
Proyecto Libido
Nicolás, entonces estás empezando con los talleres del Proyecto Libido en forma virtual, todo debido a la cuarentena que está viviendo tu país y por supuesto todo el mundo.
Así es, Antonio. Tuve que improvisar esta nueva modalidad junto a lxs alumnxs que habían iniciado sus procesos antes del aislamiento decretado por el gobierno nacional. Ahora, que nos hemos amigado con ella y transitado diferentes tesituras, estamos listxs para ampliar las redes de Libido y potenciar su alcance online. Como sabés, el taller viajó conmigo a diferentes ciudades de España y también a Montevideo, Uruguay, pero tiene ahora la potencialidad de llegar a cualquier parte en cualquier momento, sin impedimentos geográficos.
Y precisamente con la tecnología como aliada esto se hace más fácil. Me imagino que con más tiempo disponible en casa has podido completar o reestructurar todo sin apuros y con tranquilidad. ¿Cómo ha sido el proceso?
Bueno, mi mayor problema sigue siendo la velocidad con que el tiempo se escurre entre mis dedos. Lo cierto es que estar en casa no me ha concedido más horas libres; aún continúo trabajando en la edición de mi novela junto a la editora Trench y atendiendo las preocupaciones de más de cuarenta alumnos y alumnas. Y no menciono las demandas académicas, que siguen siendo muy rigurosas. Como sabés, yo investigo la literatura queer en diferentes ámbitos; ahora mismo, estoy revisando los poemarios y cartas de autores como Rimbaud, Verlaine, Oscar Wilde y André Gide, en busca de claves para abrir un análisis desde la disidencia sexual.
Con todo, he necesitado mucha ayuda para repensar Libido. Por fortuna, cuento con el apoyo y la visión de personas brillantes. Muy pronto, cuando relancemos el #ProyectoLibido con su faceta online y todos los satélites que van a orbitarla, se podrán ver los frutos del trabajo que han desarrollado, por un lado, Roy Minnig (quien, además de ser un diseñador gráfico de la hostia, es una drag queen despampanante) y, por otro, Matías Ferrán, un alumno del taller que se ha hecho cargo del contenido audiovisual. Y por supuesto, sigue siendo vital el amor de todas las personas que participan del taller y lo recomiendan.
Entonces, estás súper ocupado con los temas que te gustan y apasionan como lo son la literatura, la investigación y la diversidad. ¿Los 40 alumnos y alumnas que mencionas son del taller?
Tengo muchos alumnos y alumnas a través de una plataforma de educación a distancia. La diferencia de esta con lo que propone el #ProyectoLibido es que esxs alumnxs nunca dialogan conmigo ni con sus compañerxs; se trata de personas que, en cualquier momento de la semana, pueden ingresar a la plataforma a resolver las consignas que les planteo. Libido, en cambio, siempre ha sido una propuesta interactiva. El convivio fue siempre lo importante, la posibilidad de reunirnos en un ámbito común a compartir nuestras lecturas y avanzar con los proyectos individuales de cada escritorx participante. Ahora, el convivio tiene que ser online, por motivos de público conocimiento. Esto, que al principio nos amargó a muchxs, fue progresivamente mostrando sus ventajas: las personas pueden coincidir a través de la pantalla en un horario determinado y disfrutar igualmente del intercambio literario. Además, cuanto más cerril y oscuro es el tiempo que nos interpela, mejor nos hace dedicarnos a actividades creativas. Por eso, considero que es el momento ideal para repensar Libido y su alcance, para repensarlo incluso desde una nueva propuesta estética.
¿Todos los talleres estarán en el ámbito de la creación y el análisis literario tanto de poesía como prosa o narrativa?
¡Buena pregunta! Si bien el #ProyectoLibido empezó con un taller de escritura narrativa, ha desarrollado diferentes versiones con el correr del tiempo. Muy pronto, vamos a retomar un formato que el año pasado funcionó muy bien: #VersosQueer, el curso dedicado al análisis y la creación de poesía LGBTQIA+. Por supuesto, también continuaremos con la escritura narrativa en dos niveles: por un lado, el taller de cuento, dedicado a personas que no han tenido experiencias previas, y, por otro, el taller de novela corta, diseñado para alumnxs que ya han pasado por Libido y desean ampliar su experiencia.
¿Y existe algún requisito previo que tu exiges a los talleristas? ¿Pasan una prueba o entrevista?
El único requisito permanente es el Deseo de crear. Uso la palabra “Deseo” con mayúscula porque eso es, justamente, lo que significa “Libido”. Me desmotiva mucho que una persona se embarque en una actividad creativa en contra de su Deseo. Si este existe y se mantiene, el proceso va a ser hermoso. Mi compromiso con cada unx de mis alumnxs es acompañarlx hasta el final del proceso y brindarle las herramientas para que, cuando este acabe, pueda prolongar el hábito de escribir. Cada unx debe encontrar sus matices, pulir su estilo personal, algo que es posta muy desafiante. ¿Pero qué es la vida sin desafíos?
En esa interacción con tu público con tus alumnos, ¿cuáles son esas inquietudes, esas preguntas, esa búsqueda que ellos tienen de estos y otros temas?
Por fortuna, en este aspecto también hay mucha diversidad. Tu pregunta, sin embargo, me hace pensar en mis alumnxs de mayor edad, que se han animado a cursar la experiencia a pesar de que los grupos suelen estar habitados, sobre todo, por personas muy jóvenes. Estxs alumnxs a lxs que me refiero han repetido la experiencia en muchos casos. “¿Por qué?”, les pregunto a veces. “¿Por qué te sometés de nuevo a la tortura de tenerme como profe?” (Risas). Siempre hay algo que ellxs destacan: Libido lxs ayuda a romper estructuras, a pensar fuera de los moldes. Que me digan eso es, para mí, motivo de orgullo. Si el taller está cada vez más disruptivo, cada vez más queer y feminista, es gracias a mis alumnxs. Les estoy tan agradecido.
¿Cuáles son esas claves para abrir un análisis desde la disidencia sexual que hasta ahora has encontrado?
Justo hoy me preguntaron por qué podíamos hablar de una “literatura queer” y yo pensé en una imagen que todas las estudiantes de Letras hemos analizado alguna vez. Los primeros teóricos que pensaron en la literatura como objeto de estudio, los formalistas rusos, decían que la literatura podía pensarse con la imagen de una persona que, al darle vueltas a un objeto, en cada vuelta podía decir algo diferente sobre ese objeto. Quiere decir que la literatura no es el arte de decir cosas difíciles o cosas bonitas, sino el de proponer imágenes nuevas para narrar nuestra humanidad. Deberíamos preguntarnos: ¿por qué hasta ahora solo hemos leído y analizado literatura heterocis? ¿Por qué entre los primeros que estudiaron la literatura no había mujeres ni disidencias sexuales? Y en todo caso, ¿cómo se encubrían esas disidencias en las Letras del pasado? ¿Cuáles eran sus poses, sus impostaciones? ¿Qué podía leerse entre líneas? La clave siempre están en eso: en leer entre líneas, en leer más allá de la forma.
Como tu señalas nos hace falta leer entre líneas, en leer más allá de la forma, para ubicar en esa literatura las disidencias sexuales, pero a veces están ahí y no las vemos o no las reconocemos porque ¿nos han faltado referentes, empatía? Sin embargo, para que esto ocurra ha tenido que ser creado por una persona de la disidencia sexual o por alguien con una mentalidad más abierta que haya querido salirse de lo heterocis.
Es muy interesante tu planteo. Me parece que sí, que somos nosotrxs, desde nuestra disidencia, lxs que tenemos que ampliar la periferia a la que nos ha relegado el sistema heterocis, hasta cercar el centro y confundirse con él. Ya nadie puede negar la relevancia de nuestras voces en la contemporaneidad. ¿Sabés? Se me pone la piel de gallina cuando pienso en que, si seguimos por esta vía, lxs lectorxs del futuro van a ponderar a Camila Sosa Villada, a Susy Shock o a cualquiera de mis alumnxs junto a Borges, Cortázar y el amplio resto de personas cis a las que siempre se ha admirado. Llegó nuestra era, pero apenas estamos cerrando el prólogo. ¡Nos queda mucho por escribir!
Si a través de la literatura queer podríamos proponer imágenes nuevas para narrar nuestra humanidad, ¿cuáles piensas que serían estas?
Voy a un ejemplo concreto. ¿Te diste cuenta de que la heroicidad es siempre heterocis? No hay protagonistas homosexuales, mucho menos trans, en la literatura heroica, mucho menos en el cine mainstream. El año pasado, todo el mundo celebró que en la última de Star Wars hubiera un beso lésbico, pero nadie reparó en que este era breve, brevísimo, y entre personajes que ni siquiera tenían nombre. ¿Cuánto más disruptivo hubiera sido que Rey, la protagonista de la última trilogía, se diera un beso con otra mujer? Pero no; en vez de eso, la hicieron besarse con el villano heterocis, para redimirlo con una pizca de romance. ¿Ves? Los modelos de representación siguen en crisis. Necesitamos héroes gay, héroas queer, que el primer plano sea cada vez más de las travestis empoderadas, de las personas en transición. ¡Me encantaría ver a una trava montando un dragón!
Por supuesto, pero aunque sean los menos ahora está cambiando todo y vemos nuevos referentes en casi todos los ámbitos del arte. Eso es lo que necesitamos: referentes nuevos en la diversidad donde nosotros también estemos representados, ¿no?
Pero nuevamente ahí cabe una pregunta: ¿dónde lxs vemos? ¿De qué forma? A menudo, las disidencias tendemos a enceguecernos a nosotras mismas con los pequeños destellos de nuestra presencia en los espacios oficiales. No podemos conformarnos ni pensar que eso es todo. Tampoco podemos habitar solamente los espacios periféricos. No alcanza con manifestarse, con tener ciertos referentes, debemos aspirar a manifestarnos más y mejor, y por encima de cualquier impulso autocomplaciente.
Y una forma de hacerlo es precisamente con tus talleres.
Bueno, en mis talleres valoramos las Letras de referentes literarios que a menudo quedan fuera de los cánones, o bien leemos entre las líneas de lxs autorxs que, habiendo ingreso en un canon, literaturizaron su disidencia para encubrirla o matizarla. Es un ejercicio permanente y necesario.
UNA NUEVA FASE
El argentino Nicolás Colfer nos cuenta sobre la ampliación del #ProyectoLibido, que pretende llevar sus propuestas de lectura y escritura queer a todas partes, sin más barreras que las del Deseo.
Enlaces:
Nicolás
Proyecto Libido
Nicolás, entonces estás empezando con los talleres del Proyecto Libido en forma virtual, todo debido a la cuarentena que está viviendo tu país y por supuesto todo el mundo.
Así es, Antonio. Tuve que improvisar esta nueva modalidad junto a lxs alumnxs que habían iniciado sus procesos antes del aislamiento decretado por el gobierno nacional. Ahora, que nos hemos amigado con ella y transitado diferentes tesituras, estamos listxs para ampliar las redes de Libido y potenciar su alcance online. Como sabés, el taller viajó conmigo a diferentes ciudades de España y también a Montevideo, Uruguay, pero tiene ahora la potencialidad de llegar a cualquier parte en cualquier momento, sin impedimentos geográficos.
Y precisamente con la tecnología como aliada esto se hace más fácil. Me imagino que con más tiempo disponible en casa has podido completar o reestructurar todo sin apuros y con tranquilidad. ¿Cómo ha sido el proceso?
Bueno, mi mayor problema sigue siendo la velocidad con que el tiempo se escurre entre mis dedos. Lo cierto es que estar en casa no me ha concedido más horas libres; aún continúo trabajando en la edición de mi novela junto a la editora Trench y atendiendo las preocupaciones de más de cuarenta alumnos y alumnas. Y no menciono las demandas académicas, que siguen siendo muy rigurosas. Como sabés, yo investigo la literatura queer en diferentes ámbitos; ahora mismo, estoy revisando los poemarios y cartas de autores como Rimbaud, Verlaine, Oscar Wilde y André Gide, en busca de claves para abrir un análisis desde la disidencia sexual.
Con todo, he necesitado mucha ayuda para repensar Libido. Por fortuna, cuento con el apoyo y la visión de personas brillantes. Muy pronto, cuando relancemos el #ProyectoLibido con su faceta online y todos los satélites que van a orbitarla, se podrán ver los frutos del trabajo que han desarrollado, por un lado, Roy Minnig (quien, además de ser un diseñador gráfico de la hostia, es una drag queen despampanante) y, por otro, Matías Ferrán, un alumno del taller que se ha hecho cargo del contenido audiovisual. Y por supuesto, sigue siendo vital el amor de todas las personas que participan del taller y lo recomiendan.
Entonces, estás súper ocupado con los temas que te gustan y apasionan como lo son la literatura, la investigación y la diversidad. ¿Los 40 alumnos y alumnas que mencionas son del taller?
Tengo muchos alumnos y alumnas a través de una plataforma de educación a distancia. La diferencia de esta con lo que propone el #ProyectoLibido es que esxs alumnxs nunca dialogan conmigo ni con sus compañerxs; se trata de personas que, en cualquier momento de la semana, pueden ingresar a la plataforma a resolver las consignas que les planteo. Libido, en cambio, siempre ha sido una propuesta interactiva. El convivio fue siempre lo importante, la posibilidad de reunirnos en un ámbito común a compartir nuestras lecturas y avanzar con los proyectos individuales de cada escritorx participante. Ahora, el convivio tiene que ser online, por motivos de público conocimiento. Esto, que al principio nos amargó a muchxs, fue progresivamente mostrando sus ventajas: las personas pueden coincidir a través de la pantalla en un horario determinado y disfrutar igualmente del intercambio literario. Además, cuanto más cerril y oscuro es el tiempo que nos interpela, mejor nos hace dedicarnos a actividades creativas. Por eso, considero que es el momento ideal para repensar Libido y su alcance, para repensarlo incluso desde una nueva propuesta estética.
¿Todos los talleres estarán en el ámbito de la creación y el análisis literario tanto de poesía como prosa o narrativa?
¡Buena pregunta! Si bien el #ProyectoLibido empezó con un taller de escritura narrativa, ha desarrollado diferentes versiones con el correr del tiempo. Muy pronto, vamos a retomar un formato que el año pasado funcionó muy bien: #VersosQueer, el curso dedicado al análisis y la creación de poesía LGBTQIA+. Por supuesto, también continuaremos con la escritura narrativa en dos niveles: por un lado, el taller de cuento, dedicado a personas que no han tenido experiencias previas, y, por otro, el taller de novela corta, diseñado para alumnxs que ya han pasado por Libido y desean ampliar su experiencia.
¿Y existe algún requisito previo que tu exiges a los talleristas? ¿Pasan una prueba o entrevista?
El único requisito permanente es el Deseo de crear. Uso la palabra “Deseo” con mayúscula porque eso es, justamente, lo que significa “Libido”. Me desmotiva mucho que una persona se embarque en una actividad creativa en contra de su Deseo. Si este existe y se mantiene, el proceso va a ser hermoso. Mi compromiso con cada unx de mis alumnxs es acompañarlx hasta el final del proceso y brindarle las herramientas para que, cuando este acabe, pueda prolongar el hábito de escribir. Cada unx debe encontrar sus matices, pulir su estilo personal, algo que es posta muy desafiante. ¿Pero qué es la vida sin desafíos?

Por fortuna, en este aspecto también hay mucha diversidad. Tu pregunta, sin embargo, me hace pensar en mis alumnxs de mayor edad, que se han animado a cursar la experiencia a pesar de que los grupos suelen estar habitados, sobre todo, por personas muy jóvenes. Estxs alumnxs a lxs que me refiero han repetido la experiencia en muchos casos. “¿Por qué?”, les pregunto a veces. “¿Por qué te sometés de nuevo a la tortura de tenerme como profe?” (Risas). Siempre hay algo que ellxs destacan: Libido lxs ayuda a romper estructuras, a pensar fuera de los moldes. Que me digan eso es, para mí, motivo de orgullo. Si el taller está cada vez más disruptivo, cada vez más queer y feminista, es gracias a mis alumnxs. Les estoy tan agradecido.
¿Cuáles son esas claves para abrir un análisis desde la disidencia sexual que hasta ahora has encontrado?
Justo hoy me preguntaron por qué podíamos hablar de una “literatura queer” y yo pensé en una imagen que todas las estudiantes de Letras hemos analizado alguna vez. Los primeros teóricos que pensaron en la literatura como objeto de estudio, los formalistas rusos, decían que la literatura podía pensarse con la imagen de una persona que, al darle vueltas a un objeto, en cada vuelta podía decir algo diferente sobre ese objeto. Quiere decir que la literatura no es el arte de decir cosas difíciles o cosas bonitas, sino el de proponer imágenes nuevas para narrar nuestra humanidad. Deberíamos preguntarnos: ¿por qué hasta ahora solo hemos leído y analizado literatura heterocis? ¿Por qué entre los primeros que estudiaron la literatura no había mujeres ni disidencias sexuales? Y en todo caso, ¿cómo se encubrían esas disidencias en las Letras del pasado? ¿Cuáles eran sus poses, sus impostaciones? ¿Qué podía leerse entre líneas? La clave siempre están en eso: en leer entre líneas, en leer más allá de la forma.
Como tu señalas nos hace falta leer entre líneas, en leer más allá de la forma, para ubicar en esa literatura las disidencias sexuales, pero a veces están ahí y no las vemos o no las reconocemos porque ¿nos han faltado referentes, empatía? Sin embargo, para que esto ocurra ha tenido que ser creado por una persona de la disidencia sexual o por alguien con una mentalidad más abierta que haya querido salirse de lo heterocis.
Es muy interesante tu planteo. Me parece que sí, que somos nosotrxs, desde nuestra disidencia, lxs que tenemos que ampliar la periferia a la que nos ha relegado el sistema heterocis, hasta cercar el centro y confundirse con él. Ya nadie puede negar la relevancia de nuestras voces en la contemporaneidad. ¿Sabés? Se me pone la piel de gallina cuando pienso en que, si seguimos por esta vía, lxs lectorxs del futuro van a ponderar a Camila Sosa Villada, a Susy Shock o a cualquiera de mis alumnxs junto a Borges, Cortázar y el amplio resto de personas cis a las que siempre se ha admirado. Llegó nuestra era, pero apenas estamos cerrando el prólogo. ¡Nos queda mucho por escribir!
Si a través de la literatura queer podríamos proponer imágenes nuevas para narrar nuestra humanidad, ¿cuáles piensas que serían estas?
Voy a un ejemplo concreto. ¿Te diste cuenta de que la heroicidad es siempre heterocis? No hay protagonistas homosexuales, mucho menos trans, en la literatura heroica, mucho menos en el cine mainstream. El año pasado, todo el mundo celebró que en la última de Star Wars hubiera un beso lésbico, pero nadie reparó en que este era breve, brevísimo, y entre personajes que ni siquiera tenían nombre. ¿Cuánto más disruptivo hubiera sido que Rey, la protagonista de la última trilogía, se diera un beso con otra mujer? Pero no; en vez de eso, la hicieron besarse con el villano heterocis, para redimirlo con una pizca de romance. ¿Ves? Los modelos de representación siguen en crisis. Necesitamos héroes gay, héroas queer, que el primer plano sea cada vez más de las travestis empoderadas, de las personas en transición. ¡Me encantaría ver a una trava montando un dragón!
Por supuesto, pero aunque sean los menos ahora está cambiando todo y vemos nuevos referentes en casi todos los ámbitos del arte. Eso es lo que necesitamos: referentes nuevos en la diversidad donde nosotros también estemos representados, ¿no?
Pero nuevamente ahí cabe una pregunta: ¿dónde lxs vemos? ¿De qué forma? A menudo, las disidencias tendemos a enceguecernos a nosotras mismas con los pequeños destellos de nuestra presencia en los espacios oficiales. No podemos conformarnos ni pensar que eso es todo. Tampoco podemos habitar solamente los espacios periféricos. No alcanza con manifestarse, con tener ciertos referentes, debemos aspirar a manifestarnos más y mejor, y por encima de cualquier impulso autocomplaciente.
Y una forma de hacerlo es precisamente con tus talleres.
Bueno, en mis talleres valoramos las Letras de referentes literarios que a menudo quedan fuera de los cánones, o bien leemos entre las líneas de lxs autorxs que, habiendo ingreso en un canon, literaturizaron su disidencia para encubrirla o matizarla. Es un ejercicio permanente y necesario.
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