EL RINCÓN DE DANN POR DANIEL RUIZ VALDERRAMA: NO QUIERO SER NORMAL
Por Daniel Ruiz (Desde Barcelona)
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En el último periodo las circunstancias me han hecho hacer conciencia sobre ciertos temas y, sobretodo, hacer conciencia sobre la forma en la que nos relacionamos con nuestro entorno. Algunos de nosotros reaccionamos con silencio, tenemos un papel de observación sobre todo lo que está pasando, lo que se está diciendo y los temas que usamos para relacionarnos. Quienes empatizan con esta reacción o actitud de observar y escuchar en la mayoría de las situaciones, posiblemente sean personas que cuando hablan, en la mayoría de los casos, serán escuchados con atención y con respeto.
Siempre me causó curiosidad el por qué las personas se acercaban a mi para contarme sus intimidades, sus miedos o sus victorias; no sabía si me lo contaban esperando un consejo o si solo necesitaban decirlo en voz alta. En cualquiera de los casos, sabia que tenia que escucharlo todo e intentar dar mi punto de vista, uno imparcial.
Me la pasé años escuchando las personas cercanas a mí y a extraños que por alguna razón sintieron que se podían abrir conmigo. Siempre me pregunté para qué me podría servir toda esta información o si sería todo una pérdida de tiempo, pero ahora me veo recompensado por haber escuchado la intimidad de personas exitosas, estancadas, perdidas, agradecidas, etc. El mayor regalo que uno puede darle a otra persona es el ser escuchado, pues solo así lograrás ser escuchado por los demás.
Al escuchar tantas versiones de una misma vida y de una sola sociedad, te das cuenta de que el mundo no está funcionando correctamente, de que los intereses están invertidos y el valor está puesto en lugares equivocados. Los testimonios que tienes de las experiencias ajenas sumando tus propias experiencias, te crean la necesidad de intentar crear un mundo mejor, más justo, con momentos de reflexión como en el que nos vemos obligados a vivir en este momento. Es necesario aislarse un momento del absorbente y adictivo mundo en el que vivimos para saber cómo sería el mundo en el que quisiéramos vivir.
Sueño con un futuro en donde nunca tenga que escuchar a alguien sintiéndose mal al decir: yo sólo quiero ser normal. Normal no debería ser algo a lo que la gente aspire. Querer ser normal hoy en día significa renunciar a quién eres realmente, implica traicionar tu verdadera identidad para poder conseguir un sentimiento de aceptación por parte de quienes nos educan y de quienes nos acompañan durante la vida. La búsqueda debería estar en identificar todas las diferencias posibles con los demás, pasar la vida conociéndonos, aceptándolos y fortaleciendo nuestras genuinas habilidades. Ser “normal” debería ser la absoluta diversidad del ser y de una comunidad. Las diferencias deberían ser lo que nos une uno con otros y que nuestras similitudes sean las que fortalezcan esas relaciones.
Hay personas tan vacías que escogen sus amigos por el prestigio del lugar en donde trabajan, donde compran la ropa, o por vestirse parecido. Hay personas tan equivocadas que deciden juzgar, criticar o burlarse de actividades, actitudes o formas de vestir que en algunos casos, son cosas que ellos mismos solían hacer. Por qué no tienen la fuerza suficiente para reconocer esa etapa de su vida de manera positiva por que la única manera de haber podido cambiar es satanizando todo aquello que una vez hizo parte de su vida. La experiencia me ha llevado a concluir que cuando una persona critica algo o se refiere a cualquier tema de manera negativa es porque o ha pasado por esa etapa, o está pasando actualmente por esa situación y toda esta critica es solo un reflejo de su propia lucha interior.
Para poderles ilustrar esto mejor apunta, como usualmente lo haces, a cualquier cosa que esté a tu vista y no te guste. Apúntalo y detente un segundo en esa posición; cuando estés listo y apuntando algo que no te gusta, mira tu mano y verás que en la mayoría de las ocasiones el dedo indice estará apuntando eso que no te gusta y por lo menos 3 de los otros 4 dedos te estarán apuntando a ti. Aquello que te molesta en los demás, aquello que no te gusta y sientes rechazo es usualmente algo que no te gusta de ti. La critica, el juicio y el rechazo son reflejos inconscientes de tu personalidad intentando “mejorar”.
La próxima vez que escuches a alguien hablar mal de otra persona, criticar algo o juzgar fuertemente otra persona o situación, antes de reaccionar intenta sentir empatía por la lucha que esa persona esta pasando actualmente. Solo piensa que si esa persona tiene la necesidad de destruir o de dañar con sus comentarios es por qué le está quedando muy grande superar sus propios conflictos. Alguien que está en paz con su momento, sea negativo o positivo, alguien que acepta los bueno y lo malo de su vida con tranquilidad es alguien que no tiene que recurrir a ofender, criticar o juzgar. Es consiente que lo que está viviendo, lo que ha vivido y lo que está por vivir es la única forma en que las cosas pueden ocurrir y sólo queda aceptarlas y tener la paciencia de saber que solo será una etapa, que hay que disfrutarla, sacarle lo bueno y estar agradecido de estar viviendo eso sin importar la connotación que esta situación o actitud pueda tener a los ojos de la sociedad en la que vivimos, siempre teniendo en cuenta que tus derechos terminan donde comienzan los de los demás.
Desafortunadamente hoy en día escoger el camino de aceptar quien eres, con tus fortalezas y debilidades y defender a muerte quien eres en esencia significa, en la mayoría de las ocasiones, que será un camino un poco solo. Muy pocos escogen el camino de la singularidad y el no obedecer ninguno de los esquemas de relación que nos enseñan desde niño. Así que son pocas las veces que en el día a día dos personas así se encuentran, pero les puedo asegurar que cuando eso ocurre, hace que todo valga la pena.
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En el último periodo las circunstancias me han hecho hacer conciencia sobre ciertos temas y, sobretodo, hacer conciencia sobre la forma en la que nos relacionamos con nuestro entorno. Algunos de nosotros reaccionamos con silencio, tenemos un papel de observación sobre todo lo que está pasando, lo que se está diciendo y los temas que usamos para relacionarnos. Quienes empatizan con esta reacción o actitud de observar y escuchar en la mayoría de las situaciones, posiblemente sean personas que cuando hablan, en la mayoría de los casos, serán escuchados con atención y con respeto.
Siempre me causó curiosidad el por qué las personas se acercaban a mi para contarme sus intimidades, sus miedos o sus victorias; no sabía si me lo contaban esperando un consejo o si solo necesitaban decirlo en voz alta. En cualquiera de los casos, sabia que tenia que escucharlo todo e intentar dar mi punto de vista, uno imparcial.
Me la pasé años escuchando las personas cercanas a mí y a extraños que por alguna razón sintieron que se podían abrir conmigo. Siempre me pregunté para qué me podría servir toda esta información o si sería todo una pérdida de tiempo, pero ahora me veo recompensado por haber escuchado la intimidad de personas exitosas, estancadas, perdidas, agradecidas, etc. El mayor regalo que uno puede darle a otra persona es el ser escuchado, pues solo así lograrás ser escuchado por los demás.
Al escuchar tantas versiones de una misma vida y de una sola sociedad, te das cuenta de que el mundo no está funcionando correctamente, de que los intereses están invertidos y el valor está puesto en lugares equivocados. Los testimonios que tienes de las experiencias ajenas sumando tus propias experiencias, te crean la necesidad de intentar crear un mundo mejor, más justo, con momentos de reflexión como en el que nos vemos obligados a vivir en este momento. Es necesario aislarse un momento del absorbente y adictivo mundo en el que vivimos para saber cómo sería el mundo en el que quisiéramos vivir.
Sueño con un futuro en donde nunca tenga que escuchar a alguien sintiéndose mal al decir: yo sólo quiero ser normal. Normal no debería ser algo a lo que la gente aspire. Querer ser normal hoy en día significa renunciar a quién eres realmente, implica traicionar tu verdadera identidad para poder conseguir un sentimiento de aceptación por parte de quienes nos educan y de quienes nos acompañan durante la vida. La búsqueda debería estar en identificar todas las diferencias posibles con los demás, pasar la vida conociéndonos, aceptándolos y fortaleciendo nuestras genuinas habilidades. Ser “normal” debería ser la absoluta diversidad del ser y de una comunidad. Las diferencias deberían ser lo que nos une uno con otros y que nuestras similitudes sean las que fortalezcan esas relaciones.
Hay personas tan vacías que escogen sus amigos por el prestigio del lugar en donde trabajan, donde compran la ropa, o por vestirse parecido. Hay personas tan equivocadas que deciden juzgar, criticar o burlarse de actividades, actitudes o formas de vestir que en algunos casos, son cosas que ellos mismos solían hacer. Por qué no tienen la fuerza suficiente para reconocer esa etapa de su vida de manera positiva por que la única manera de haber podido cambiar es satanizando todo aquello que una vez hizo parte de su vida. La experiencia me ha llevado a concluir que cuando una persona critica algo o se refiere a cualquier tema de manera negativa es porque o ha pasado por esa etapa, o está pasando actualmente por esa situación y toda esta critica es solo un reflejo de su propia lucha interior.
Para poderles ilustrar esto mejor apunta, como usualmente lo haces, a cualquier cosa que esté a tu vista y no te guste. Apúntalo y detente un segundo en esa posición; cuando estés listo y apuntando algo que no te gusta, mira tu mano y verás que en la mayoría de las ocasiones el dedo indice estará apuntando eso que no te gusta y por lo menos 3 de los otros 4 dedos te estarán apuntando a ti. Aquello que te molesta en los demás, aquello que no te gusta y sientes rechazo es usualmente algo que no te gusta de ti. La critica, el juicio y el rechazo son reflejos inconscientes de tu personalidad intentando “mejorar”.
La próxima vez que escuches a alguien hablar mal de otra persona, criticar algo o juzgar fuertemente otra persona o situación, antes de reaccionar intenta sentir empatía por la lucha que esa persona esta pasando actualmente. Solo piensa que si esa persona tiene la necesidad de destruir o de dañar con sus comentarios es por qué le está quedando muy grande superar sus propios conflictos. Alguien que está en paz con su momento, sea negativo o positivo, alguien que acepta los bueno y lo malo de su vida con tranquilidad es alguien que no tiene que recurrir a ofender, criticar o juzgar. Es consiente que lo que está viviendo, lo que ha vivido y lo que está por vivir es la única forma en que las cosas pueden ocurrir y sólo queda aceptarlas y tener la paciencia de saber que solo será una etapa, que hay que disfrutarla, sacarle lo bueno y estar agradecido de estar viviendo eso sin importar la connotación que esta situación o actitud pueda tener a los ojos de la sociedad en la que vivimos, siempre teniendo en cuenta que tus derechos terminan donde comienzan los de los demás.
Desafortunadamente hoy en día escoger el camino de aceptar quien eres, con tus fortalezas y debilidades y defender a muerte quien eres en esencia significa, en la mayoría de las ocasiones, que será un camino un poco solo. Muy pocos escogen el camino de la singularidad y el no obedecer ninguno de los esquemas de relación que nos enseñan desde niño. Así que son pocas las veces que en el día a día dos personas así se encuentran, pero les puedo asegurar que cuando eso ocurre, hace que todo valga la pena.
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