LIBERTAD LA PINCHOS en primera persona: "La locura es una nueva religión humana"
"La locura es una nueva religión"
Por Juan Carlos Herranz
Libertad
La Pinchos parece
un coco en una palmera: todos lo desean pero está muy alto. La impecable
trayectoria de este cómico transformista mantiene sus raíces arraigadas en la
lucha contra la injusticia. Convierte su ironía en el sol capaz de deslumbrar a
la persona más egoísta y ciega del mundo. Cada artista sigue el orden de su
propia naturaleza y, Libertad La Pinchos —–hijo predilecto de la loca política española metido al loco
mundo del espectáculo—– decidió
hacer en esta vida lo que le diese la real gana sin hacer daño a nadie.
Cualquier mala persona puede intentar que el hombre libre no encuentre su
camino, pero existe un Dios que tiene mil puertas abiertas para llegar a la
gente. A este humilde artista, la vida le enseñó que andar es tanto levantar el
pie como bajarlo. Y es que Libertad La
Pinchos conquista al público, a través de miles de viajes donde las
sonrisas y los aplausos se alcanzan, como no podía ser de otro modo, con
esfuerzo y las suelas de los zapatos; en ningún caso, volando o con la
facilidad de otorgan las ruedas de los caminos cortos o las rodillas doloridas.
No existen tormentas para la mala gente sorda pero sí un show donde ambas son
protagonistas en un intento por despertar la conciencia de la gente. Divina ama de casa, esta figura de la noche
madrileña dice verdades como puños mientras convierte algas en harapos de los
trajes de las falsas sirenas. La espina de la verdadera creatividad siempre
lleva la punta delante y, aunque no sea voz cantante —–a pesar de haber presentado diversos éxitos musicales—–atina con su olor a reconocimiento
popular y con ese insecticida casero con el que convierte la felicidad de sus
semejantes en el repelente perfecto contra valores ajenos a su persona:
envidia, maldad, egoísmo y demás malas
follás. Quienes piden lógica a la vida, encuentran en Libertad La Pinchos el sedante perfecto contra las malas
vibraciones; eso sí —–sobre todo
cuando aparece sobre las tablas con su querida abuela de la mano—–, teniendo en cuenta que hasta la
persona más fuerte sueña. Teniendo presente
que la vida, como la muerte, sueños son. Por eso todo el mundo quiere tanto a
este político que triunfa compartiendo ensueños con sus semejantes: Divide y
manda. Une y guía… ¡Sabios consejos! Vive y convive ¡Otro lema mucho mejor!
El mundo está patas abiertas. Estamos loc@s ¿o qué?
El mundo está patas abiertas. Estamos loc@s ¿o qué?
El mundo se
nos está yendo de las manos. Por mi parte que paren el tren, que me bajo. El Sr. Trump firmando muchos más decretos
que restringen libertades de los que nos hubiésemos podido imaginar. Lo más
gracioso de todo es la hipocresía de personas, entre ellos, votantes españoles,
que hablan mal del señor con nombre de pato y de su mala praxis pero votaron a
Rajoy como presidente. Por no hablar del terrorífico terrorismo de corte islamista
y ya, más en casa, del preocupante aumento de las agresiones a personas LGTBI o
el ridículo espantoso que está haciendo Carles
de Bruxelles. Miedo me da este mundo y eso que no me he pronunciado sobre
el cambio climático; el primero de la historia planetaria que es provocado por
sus habitantes. Terror. La locura es una nueva religión humana.
–
De repente Libertad deja a un lado su brillante
carrera política; se pone peluca, se sube a un escenario y grita "Yo
soy Libertad La Pinchos y ancha es Castilla". ¿Cuándo tomaste la
decisión de dar un giro de 180º a tu vida?
Casualidad,
pura casualidad. Yo fui muy feliz trabajando por y para mis vecinos y
vecinas. Vivir esa faceta de mi vida fue un sueño. Solo obtuvimos el 15% de los
votos pero resultó que fuimos decisivos para cambiar el gobierno municipal y
para girar todas las políticas que, hasta ese momento, se habían realizado. Cometí
decenas de errores siendo el candidato a la alcaldía más joven de España, pero
compensé mi falta de experiencia con el gran entusiasmo y las ganas de
trabajar. Todo cambió tras el juego sucio de una señora del Partido Popular que
se había convertido en alcaldesa gracias a mí. Por suerte, la vida me tenía
guardada la mejor sorpresa: Kika Lorace
y su concurso ¡Mamá Quiero Ser Travesti!
me dieron una segunda oportunidad. Atrás
quedaron las siete áreas de gobierno que dirigí desde un despacho. Me decanté
por una esquina en Chueca donde, trabajando día a día más de 10 horas como RRPP; ganándome el sueldo cliente a cliente,
comisión a comisión —–que nunca
superan los 0,75 céntimos—–,
he logrado volver a ser absolutamente feliz. Mi santa abuela es testigo.
– ¿Trabajar como artista de cabaret es menos sacrificado que regir el
destino de un país?
Sinceramente,
no sé lo que es ni una cosa ni la otra. Me ha costado dos años aceptar mi vena
artística como para responderte con objetividad. El Cabaret es mucho más que lo
que hacemos cada noche, en mi opinión. Yo soy una mamarracha que se planta una peluca e intenta hacer lo que sea para
que el público se ría y me sonría, solo eso. Sin lugar a dudas, tener en tu
mano la decisión de mejorar las condiciones de vida de tus paisanos y paisanas
e intentar resolver sus problemas es la mayor responsabilidad y orgullo para una
persona, muy por encima que afinar una canción o ajustar bien un vestido, pero
ambas realidades son incomparables. Odio que me comparen con nadie, odio
la mentira y creo que odio esta pregunta. Trabajo es trabajo.
–
¿Quién seduce a quién en tus espectáculos? ¿El artista o el venerable
público?
Estoy
ultra-mega-hiper-sobrada-súper agradecido a todas las personas que me siguen y
me quieren y me apoyan. Me hace especial ilusión recibir comentarios alegres y
saber que, con mis tonterías, la gente se divierte. Nos seducimos todos juntos
con armonía y buena energía.
–
¿Existe suficiente espacio en el panorama creativo
para tanta creatividad?
No —–abre los ojos de par en par—–. Hay tanto arte y tan poco espacio
que duele. Tengo compañeras que están dónde están por su gran valor artístico y
por su carisma. Luego hay otras que ni entiendo las razones por las que les
siguen dando oportunidades —–cosa que
seguro ellas piensan de mí, y con cierta razón porque puedo ser muy viperina
cuando me tocan los huevos o las gallinas—– y por
último existen grandes artistas que, por desgracia, nunca disfrutarán de su
momento de gloria por falta de escenarios y alguna que otra zancadilla.
–
¿Qué tiene Libertad La Pinchos que gusta tanto?
Observo a
las compañeras que son verdaderamente artistas, que mueven masas y que se salen cada vez que pisan el
escenario; entonces reconozco que no hay
color entre sus espectáculos y mi show. Considero que tengo mucho camino que recorrer y lecciones que aprender. Al
menos tengo un público que me quiere ¿no?
–
Si fueses una Ley…
La Ley de Murphy, seguro —–responde a golpe de puro cachondeo—–. No, en serio —–matiza—–. Creo que sería la Ley de
Dependencia; un acierto del presidente Zapatero que se ha convertido en el
quinto pilar del Estado de bienestar y que el PP se ha propuesto quitar del
medio.
–
Si fueses un sueño…
Trabajar
cada día por el bienestar de mis vecinos y vecinas, trabajar cada tarde una
buena siesta y trabajar cada noche una hora de peluca haciendo feliz a mis
semejantes cantando y disfrutando con ellos. Ese es mi sueño. En estas
navidades: zurrón y chocolate sin chupar.
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