Con mis derechos no te metas: ¿Carnaval o marcha? ¿Ciudadanos o consumidores?
Por Antonio Capurro
Luego de dos años la Marcha del Orgullo de Lima volvió como antes de la pandemia. Lo bueno es que tuvo una gran convocatoria y se replicó en otras ciudades del Perú en algunas por primera vez, porque los, las y les activistas se articularon y organizaron muchísimo mejor. Pero entretanto quedan interrogantes como ¿son más importantes las "estrellas" o las empresas que desfilan? ¿Es una fiesta? ¿Está de moda? ¿Es una protesta? ¿Es un reclamo al gobierno de turno y al Estado Peruano? ¿Es un pinkwashing de las empresas? ¿Carnaval o marcha? ¿Ciudadanos o consumidores? ¿Tenemos una consigna política o ya no lo es? Cada quien seguramente tiene su propia lectura del tema.
Pero ¿qué es la Marcha y qué significa para quienes conforman la población o comunidad LGBTIQ+ o al menos para quienes salen a las calles ese día? Históricamente sabemos que celebramos o recordamos un día de rebelión de aquel 29 de junio de 1969 en Stonewall. Ellos, ellas y elles dijeron hasta aquí nomás y se empoderaron para decirle basta a la policía y su homofóbica represión.
Un letrero de la Marcha del Orgullo de CDMX decía "Más maricas, menos marcas" y aquí se entiende que la Marcha del Orgullo de Lima es un colectivo organizado para preparar todo lo relacionado con el más mediático evento del arcoíris peruano. Se supone que es una convocatoria abierta para que todos los que agrupados o no en algún movimiento, asociación o colectivo, desfilen ese día.
¿En qué forma ayuda que estas marcas o empresas muestren que también se la juegan por nosotros? La cuestión es entender si realmente la presencia de estos negocios tiene una incidencia real y directa hacia la comunidad LGBTIQ+, por ejemplo en el trabajo. ¿Se produce más acceso al trabajo, lo ofrecen estas empresas? ¿Acaso vamos a lograr una plaza laboral todos, todas y todes? ¿Las políticas laborales realmente cambiarán? Si es así, ¿cuáles son esos indicadores? ¿Dónde están los resultados?
Vamos marchando desde los años ochenta, muchos ya no lo hacen, otros todavía sí. Algunas generaciones han visto el cambio social que no ha llegado a materializarse en avances legales como una ley de identidad de género, contra los crímenes de odio o el matrimonio igualitario. ¿Cuántas marchas más necesitaremos para lograr la igualdad de derechos? Sin lugar a dudas y como van las cosas muchas más; entretanto quienes pueden optan por hacer una vida en algún país cercano de la región o más lejos por Europa; otros, no pueden darse lejos o simplemente deciden quedarse y lucharla.
En el Perú ¿todas esas marcas nos quieren sólo como potenciales consumidores, un cliente para fidelizar o buscan además que seamos ciudadanos completos? ¿Contamos con empresas realmente inclusivas que también se han comprometido por todo lo que pedimos?
Comentarios
Publicar un comentario