Las Noches de Nochebuena por Sergio Nochebuena: ¿Masculinidad es lo mismo que machismo?
Por Sergio Nochebuena (Desde México)
Seguramente te has dado cuenta cómo a los bebés se les trata de diferente manera, si son niñas se les tratará de una manera más delicada, pero con una actitud más ruda a los niños, y esto tan sutil termina marcando nuestro comportamiento en el futuro, todo será en función del rol que la misma sociedad nos ha impuesto.
De hecho, así nos han educado a muchos hombres a no mostrar nuestras emociones, a no llorar…alguna vez estando en un centro comercial escuché a un padre gritar a su hijo que no llorara porque parecía una nena, sentí que el hígado se me hacía moños.
Sentir cualquier emoción está bien, debemos permitirnos sentirlo y expresarlo como una parte normal y muy humana, después se andan quejando de que sus parejas son frías y no muestran sus sentimientos, pero eso ya lo abordaré en otro momento.
Llorar es una de las maneras que tenemos para externalizar nuestras emociones como la tristeza, decepción, dolor, enfado e incluso, alegría. Los adultos además podemos explicarlas con palabras, aunque muchas veces es difícil describir exactamente cómo nos sentimos.
Como educador de la sexualidad debo decirte que nacemos con un sexo biológico, sin embargo, la masculinidad no es algo natural ni nacemos con ella, es la forma aceptada de ser varón adulto en una sociedad concreta. Ser macho es tener órganos sexuales masculinos y el machismo es un término que incluye una serie de comportamientos estereotipados de supremacía masculina.
Esa construcción se desarrolla a lo largo de toda la vida, con la intervención de distintas instituciones y/o espacios de socialización por excelencia como la familia, la escuela, la iglesia, la comunidad, el trabajo, los medios de comunicación y las redes sociales que moldean modos de habitar el cuerpo, de sentir, de pensar y de actuar el género.
Hago hincapié en que la masculinidad no es algo biológico, sino que es una construcción social influida por el contexto, la época y la cultura.
Actualmente el modelo dominante de masculinidad o modelo hegemónico es el del hombre heterosexual, proveedor, fuerte, formal, poderoso, violento, promiscuo, insensible, y lo que se acumule.
Por otro lado, el macho es un estereotipo del que los hombres no se pueden desprender fácilmente; legitima y justifica socialmente sus acciones.
En los medios de comunicación y redes sociales sobran ejemplos de cómo se reproducen roles y estereotipos sexistas. Lo masculino se vincula con la fuerza, el poder y la violencia, los hombres son vistos como seres sexuales, muchas veces sin sentimientos, infieles, proveedores, jefes de familia, y líderes en diversos ámbitos. Pero también es verdad que existen otros contenidos y que las redes sociales pueden ser vehículos para transmitir mensajes a favor de la igualdad y el respeto de las personas. Por supuesto que no todos los medios ni todos los contenidos son negativos y es tarea de todos exigir calidad y contenido en lo que se difunde.
Tú mismo puedes observar cómo el estereotipo del hombre fuerte y audaz incide en la poca atención que muchos hombres prestan a su salud y al autocuidado, en este sentido la salud física suele ser secundaria y la salud psicoemocional ni siquiera aparece en el imaginario masculino.
¿Depresión? ¡Eso es cosas de mujeres! Dirán algunos hombres por ahí. Es una realidad que un hombre no se da permiso de estar triste o de reconocer que se encuentra emocionalmente frágil.
La cultura de la violencia y de la masculinidad valiente, arrojada y fuerte, lleva a muchos hombres a participar de situaciones de riesgo y a exponerse innecesariamente a peligros para demostrar su hombría. Urge romper ya con esos estereotipos de género tan absurdos.
¿Te has dado cuenta que las mujeres pueden hacer cosas que estén “etiquetadas” como masculinas, y no pasa nada?, pero ¡Ay de aquel hombre que haga algo que se considere como “femenino” porque entonces sí le irá muy mal! De lo masculino no nos reímos, pero de lo femenino sí”, qué tontería.
Vivimos en una sociedad que nos ha acostumbrado a sexualizar el comportamiento humano. Los niños cuando nacen se les compra ropita de color azul, a las niñas de color rosa. Los niños juegan al fútbol y las niñas juegan a las muñecas. Los niños son brutos y las niñas son dulces… ¡basta ya de tanta estupidez! Ni todos los niños juegan al fútbol ni todas las niñas juegan a las muñecas… jugarán a lo que ellos decidan jugar, sin señalarle lo que es mejor o peor.
¿Los niños no lloran? Los niños sí lloran, e incluso deberían hacerlo porque demuestra que quieren expresar lo que llevan dentro. Es lo más sano y lo más humano.
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