LETRAS INDÓMITAS CON JOSE DE LA PEÑA: " ser escritor es algo complejo"
Por Antonio Capurro
En su primer libro titulado "Breves paseos por Marte", Jose de La Peña nos adentra en historias citadinas que descubren vivencias propias y extrañas. Comunicador y publicista, este joven escritor nos descubre emociones, anhelos y pasiones en la siguiente entrevista.
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¿Cuándo empezó en ti el gusto por escribir cuentos o historias?
Las historias siempre me fascinaron, pero creo que no me creí realmente capaz de crear una historia propia a modo de cuento hasta que leí a Salinger. Es que uno lee El guardián entre el centeno y se da cuenta de que no tienes que tener un vida extraordinaria para tener una historia memorable y a mí me pasó que me capturó esa manera tan casual de narrar lo que siente una persona y enmarcarla en una situación casi cotidiana, sin mucho interés para nadie más que el protagonista y el lector, que es como un confidente. Amé ese vínculo secreto que se puede formar entre los dos.
¿Escribir es algo que podría decirse lo has tomado en serio como una carrera o una pasión en tu vida?
Es lo que más en serio me he tomado en la vida. Mi personalidad puede cambiar, mis intereses, mis relaciones y trabajos, pero mi vocación por escribir no.
Estudiaste publicidad, ¿por qué no literatura o escritura narrativa o algo parecido?
Practicidad. Mis papás querían que tenga una carrera que me dé de comer y yo busqué algo que juntara todo lo que me interesa. Supongo que estuvo bien porque la publicidad viene con un gran bagaje cultural. Para cuando pensé en cambiarme a literatura, a mitad de mi carrera, me parecía muy tarde y que no valía la pena. Ya había empezado a desarrollar un estilo narrativo y decidí que si quería ser escritor tenía que leer y escribir, más que estudiar. No me sé el nombre de todos los autores que me han interesado, ni me sé los nombres de varios recursos literarios que utilizo en mis historias, pero escribo con pasión y con ganas de conectar. Prefiero ser un escritor menos académico, en cierto sentido. Aunque me encanta investigar y leer. Quizás solo no se dio.
¿Qué autores te han guiado en este reciente camino literario?
Creo que luego de Salinger, Bukowski y Hemingway, que los descubrí en mi primer año de universidad, enloquecí por la Generación beat. Me encantaron Jack Kerouac, Allen Ginsberg y William Burroughs. Ya entre los latinos admiro mucho a Julio Cortázar, Julio Ramón Ribeyro, Jaime Bayly, Oswaldo Reynoso. Hay mucho que me falta leer y descubrir. Creo que entre mis grandes hallazgos luego de egresar tengo a John Kennedy Toole con su novela La conjura de los necios. Para varios no será novedad, pero yo lo leí recién a los 23 y me deslumbró.
¿En qué circunstancias surge hacer Breves paseos por Marte?
Fue como un ejercicio de creación, pero no exactamente de las historias sino de mi propia voz como autor. Yo simplemente iba escribiendo cosas que me iban pasando o que le pasaban a amigos míos y por ahí que jugaba con ellas, las desdibujaba, les agregaba detalles, tensión. Cuando tuve un buen número de relatos, ahí fue que dije: “hmm, esto va por algún lado”. Luego salió el concepto del título que juega con toda esta semiótica detrás de Marte, un planeta cercano que soñamos con visitar, un mundo externo, desconocido pero que nos llama la atención. Además está el juego con Marte como el planeta regente de los hombres, y ahí se sugiere un poco el tema de la experimentación sexual.
Tu libro reúne relatos citadinos donde la ciudad está presente como el escenario desencantado de personajes en busca de sus vida, emociones, deseos y verdades. De alguna forma es fácil identificarse con ellos y sentirlos, ¿tienen mucho de ti? ¿piensas que tal vez sean los jóvenes quienes hagan un contacto más rápido con ellos?
Creo que sí, las historias tienen mucho de mí. Sobre todo en cómo reaccionan ante las situaciones o a la raíz de la que parten sus problemas, que son falta de comunicación, soledad, el estrés de la ciudad. Creo que por eso los jóvenes hacen match más rápido con estos temas, pues finalmente son características propias de una generación.
Algo que marca en el libro es la diversidad sexual que muestran algunos de sus personajes. En tal sentido ¿Qué prejuicios, estereotipos o prejuicios son para ti los más difíciles de derribar o que todavía subyacen fuertemente debido a la cultura, la educación o la religión?
No sé si busco derribarlos, porque en cierto modo yo también los reconozco y los utilizo en mi narrativa. Lo que sí hay es un intento de mostrar la diversidad que convive en la ciudad, como dices. Mostrar las historias de estos personajes y aterrizarlas en la vida de personas que, además de tirar, deben lidiar con muchas otras cosas más. Lo importante es romper con la cucufatería que se impone al hablar de sexo.
Me comentabas que no te gustan las etiquetas porque te encasillan en un rol cuando la sexualidad debe ser plena y fluida.
Sí, así es. La gente ahora se cuestiona menos y prueba más. Se vuelve poco práctico poner tantas etiquetas o preguntarse dónde es que uno encaja.
¿Cómo afectará el panorama de la literatura en el Perú la nueva ley del libro?
Ahora se ha ampliado la ley anterior por un año más, pero habrá que ver la propuesta para la nueva ley y que se haga efectiva. Pienso que no solo debería hablarse del precio y de los impuestos, sino de verdaderamente crear un circuito literario más democrático y amplio, descentralizar la literatura y su consumo. Los mercados están muy regionalizados y es algo importante de considerar.
¿Los jóvenes leen y escriben más en el Perú?
Es una pregunta difícil de responder, sobre todo porque está orientada a la cantidad, cuando deberíamos de hablar de calidad. La escritura está en todas partes ahora con las redes sociales, ya no necesitas un libro ni un periódico para leer, pero sí quizás para leer algo bien escrito y con profundidad. Hay que apuntar ahí, más allá de ver cuántos libros hay en el plan lector. Necesitamos que enganchen con la literatura, no que consuman más.
¿La literatura peruana ha salido del clóset?
Por supuesto que sí. Tenemos una vanguardia pequeña, pero que por momentos cobra fuerza y se hace visible. Quizás el que no ha salido del clóset es el lector peruano, que todavía se alarma ante ciertos temas y juzga antes de leer y experimentar.
Un tema inevitable es la política, ¿eres un ciudadano que le gusta participar, salir en marchas? ¿te sientes comprometido con el cambio del país?
Sí, me siento comprometido. Por el trabajo no siempre puedo ir a marchas, pero intento hacerlo cada vez que estoy en sintonía con la causa. Creo que un escritor debe conectar en muchos espacios con los lectores, y sus problemas políticos son una ventana importante para interactuar. ¿Cómo puedo tener una voz como artista si no tengo una voz como ciudadano?
¿Decir literatura gay es hacer otro guetto o por el contrario visibiliza los afectos y las pasiones? ¿Qué personajes y libros sobre temática gay o LGBT recuerdas o se te vienen a la mente, alguno en particular?
Me acuerdo de Joaquín, de No se lo digas a nadie. También hay que referirse a Los inocentes, de Osvaldo Reynoso dónde aborda personajes de una masculinidad un poco conflictuada y creo que por eso entran en la temática LGBT de algún modo. Otro libro que me gusta y que juega con historias homosexuales es "Plagio" de Francisco Angeles. Me gusta porque aborda la pasión que nace de la locura, se adentra hacia nuestras pulsiones más crudas. Me lleva a otro título que me parece bravazo, que es "Y los hipopótamos se cocinaron en sus tanques". Está ligada a un asesinato muy intrigante que para muchos marca el inicio de la generación beat como tal. El libro está escrito por Jack Kerouac y William Burroughs, quienes eran para ese momento amigos cercanos de los dos hombres involucrados en el crimen...
¿Cuántos libros te lees al año o al mes?
Depende de muchas cosas, pero creo que no bajo de 25 libros al año.
¿Interactúas mucho en redes sociales?
Intento hacerlo, aunque a veces es difícil seguir el paso.
¿Cuál es el mejor momento para escribir?
Cuando se está triste, molesto, enamorado, frustrado… Cualquier emoción extrema es buena para dejar fluir el verbo sobre el papel, pero creo que las negativas lo hacen un poco más fácil ja ja ja.
¿Qué tan difícil es publicar para un escritor joven en tu país?
Creo que cuando hay talento y voluntad, existe más de una manera de publicar en Perú. Actualmente el mercado se ha dinamizado con la presencia de editoriales independientes de calidad, no solo en Lima, sino en provincia también. El tema es darte cuenta de que el mundo literario no es como antes. Ya no vendrá nadie a ofrecerte un contrato millonario para que puedas escribir tranquilo por una temporada; para nada. Un escritor tiene que vivir preparado para ajustarse el cinturón por su arte.
¿Cómo ves el panorama de la literatura peruana actual? ¿sientes que los jóvenes han asumido un papel más destacado y una forma de expresar lo que está ocurriendo a través de las novelas o la poesía?
Si bien los jóvenes hoy leen mucho por su relación con las redes sociales y el Internet, también tienen metido en la cabeza que hablar de novelas o de literatura es igual a hablar del Quijote, de Vallejo o Gabriel García Márquez y ese no es todo el espectro de literatura que pueden experimentar. Tenemos que refrescar la percepción de lo que significan la novela y la poesía para la sociedad, devolverles su papel legítimo como soporte de movilización social e ideológica. Hay que hacerles ver que hay un punto medio entre un contenido rico y un formato ligero; no nos podemos conformar con las frases inspiracionales que se nos cruzan viendo nuestras redes sociales.
¿Conoces de la literatura regional, lo que hacen otros jóvenes en otras partes del país?
Voy conociendo de a pocos. Está Pierre Castro, que aunque vive en Lima, nació en provincia y tiene una habilidad extraordinaria para el humor cotidiano. Me encantó “Ven, ten mi muerte” del trujillano Gonzalo del Rosario también y este año leí un libro de un autor moqueguano, Yero Chuquicaña. Me gustó mucho su estilo por venir con una propuesta sucia, bien millenial, muy diferente del material con el que ganó el Premio Nacional de Literatura en el 2017; además de que es un huevón extremadamente divertido. Supongo que recién estoy consiguiendo pasar esa barrera entre regiones. Por lo pronto, tengo pendiente leer “Las tres mitades de Ino Moxo” de César Calvo. Estoy esperando unas vacaciones largas para iniciarlo.
¿Libro físico o digital?
Físico. Pero si no hay impreso o no hay plata, digital nomás.
¿Cómo va el desarrollo de tu primera novela? ¿Cuáles son tus objetivos como escritor?
La novela va muy bien. Ya está finalizada, solo falta decidir cuándo se va a publicar para mandarla a edición. Y sobre la segunda pregunta… es difícil decir cuál es exactamente mi objetivo como escritor, pero creo que sería “aportar algo”. Aportar algo al entendimiento de mi generación, a la situación del país, a la convivencia y el diálogo entre la gente. No lo sé exactamente, pero me gustaría aportar algo y, si se puede, refrescar en algo lo que la gente fuera del mundillo literario entiende por novela.
¿Te gusta el cine?
Más que el cine, disfruto de ver películas. Por temporadas me gusta curiosear el trabajo de determinados directores o de ciertas épocas y me quedo en una corriente por semanas. Otras veces veo lo que sale en cartelera o lo que dan en streaming. Voy al cine, pero no me denominaría cinéfilo. Sin embargo, me emociona ir a una sala cuando hay una producción nacional que vale la pena apoyar.
Muchos jóvenes en Latinoamérica han tenido que enfrentar las crisis económicas, la falta de empleo y la corrupción migrando a otros lados en busca de oportunidades, ¿lo pensaste alguna vez?
Sí, y lo sigo pensando de vez en cuando. De hecho sería interesante pasar una temporada fuera de Perú, a lo mejor uno o dos años. Pero no me iría permanentemente. Me encanta mi país, a pesar de sus huevadas.
¿Cómo te ves en diez años en el aspecto personal y profesional?
Antes era muy bueno para soñar a futuro, pero ya no. No tengo ni idea de cómo será mi vida en 10 años, salvo porque me imagino haber escrito unos cuantos libros más.
¿Una frase literaria? ¿Una película? ¿Una canción?
Tres películas: Paterson, Interestelar, Animales Nocturnos
Dos frases: “Como escritor, no deberías juzgar, deberías entender” - Ernest Hemingway
“Fumar es indispensable si uno no tiene nada que besar” - Sigmund Freud
Una canción: The 1975 - Loving Someone
¿Qué significa ser escritor para ti, cuál es la dimensión de esa palabra?
Para mí ser escritor es algo complejo, pero a la vez muy noble, muy natural. Es como tener un don y sentirse en la obligación de usarlo para conmover al resto. El escritor debe conectar con lo que todos sentimos, celebramos o tememos, para luego ponerlo en palabras. Tiene que captar lo que se hace esencial en la vida de un individuo y matizarlo con los rasgos propios de su época y de su generación. Como dice el personaje de René Ricard en una biopic de Basquiat del año 96: hay que ser “un ojo público, un testigo, un crítico”. Y, por supuesto, hay que hacerlo todo con mucha compasión y sensibilidad.
¿Sientes que ya has encontrado tu camino o estás buscándolo todavía?
Todavía ando buscando, pero lo bueno de los libros es que hacen los viajes más placenteros.
En su primer libro titulado "Breves paseos por Marte", Jose de La Peña nos adentra en historias citadinas que descubren vivencias propias y extrañas. Comunicador y publicista, este joven escritor nos descubre emociones, anhelos y pasiones en la siguiente entrevista.
Síguelo en IG
¿Cuándo empezó en ti el gusto por escribir cuentos o historias?
Las historias siempre me fascinaron, pero creo que no me creí realmente capaz de crear una historia propia a modo de cuento hasta que leí a Salinger. Es que uno lee El guardián entre el centeno y se da cuenta de que no tienes que tener un vida extraordinaria para tener una historia memorable y a mí me pasó que me capturó esa manera tan casual de narrar lo que siente una persona y enmarcarla en una situación casi cotidiana, sin mucho interés para nadie más que el protagonista y el lector, que es como un confidente. Amé ese vínculo secreto que se puede formar entre los dos.
¿Escribir es algo que podría decirse lo has tomado en serio como una carrera o una pasión en tu vida?
Es lo que más en serio me he tomado en la vida. Mi personalidad puede cambiar, mis intereses, mis relaciones y trabajos, pero mi vocación por escribir no.
Estudiaste publicidad, ¿por qué no literatura o escritura narrativa o algo parecido?
Practicidad. Mis papás querían que tenga una carrera que me dé de comer y yo busqué algo que juntara todo lo que me interesa. Supongo que estuvo bien porque la publicidad viene con un gran bagaje cultural. Para cuando pensé en cambiarme a literatura, a mitad de mi carrera, me parecía muy tarde y que no valía la pena. Ya había empezado a desarrollar un estilo narrativo y decidí que si quería ser escritor tenía que leer y escribir, más que estudiar. No me sé el nombre de todos los autores que me han interesado, ni me sé los nombres de varios recursos literarios que utilizo en mis historias, pero escribo con pasión y con ganas de conectar. Prefiero ser un escritor menos académico, en cierto sentido. Aunque me encanta investigar y leer. Quizás solo no se dio.
¿Qué autores te han guiado en este reciente camino literario?
Creo que luego de Salinger, Bukowski y Hemingway, que los descubrí en mi primer año de universidad, enloquecí por la Generación beat. Me encantaron Jack Kerouac, Allen Ginsberg y William Burroughs. Ya entre los latinos admiro mucho a Julio Cortázar, Julio Ramón Ribeyro, Jaime Bayly, Oswaldo Reynoso. Hay mucho que me falta leer y descubrir. Creo que entre mis grandes hallazgos luego de egresar tengo a John Kennedy Toole con su novela La conjura de los necios. Para varios no será novedad, pero yo lo leí recién a los 23 y me deslumbró.
¿En qué circunstancias surge hacer Breves paseos por Marte?
Fue como un ejercicio de creación, pero no exactamente de las historias sino de mi propia voz como autor. Yo simplemente iba escribiendo cosas que me iban pasando o que le pasaban a amigos míos y por ahí que jugaba con ellas, las desdibujaba, les agregaba detalles, tensión. Cuando tuve un buen número de relatos, ahí fue que dije: “hmm, esto va por algún lado”. Luego salió el concepto del título que juega con toda esta semiótica detrás de Marte, un planeta cercano que soñamos con visitar, un mundo externo, desconocido pero que nos llama la atención. Además está el juego con Marte como el planeta regente de los hombres, y ahí se sugiere un poco el tema de la experimentación sexual.
Tu libro reúne relatos citadinos donde la ciudad está presente como el escenario desencantado de personajes en busca de sus vida, emociones, deseos y verdades. De alguna forma es fácil identificarse con ellos y sentirlos, ¿tienen mucho de ti? ¿piensas que tal vez sean los jóvenes quienes hagan un contacto más rápido con ellos?
Creo que sí, las historias tienen mucho de mí. Sobre todo en cómo reaccionan ante las situaciones o a la raíz de la que parten sus problemas, que son falta de comunicación, soledad, el estrés de la ciudad. Creo que por eso los jóvenes hacen match más rápido con estos temas, pues finalmente son características propias de una generación.
Algo que marca en el libro es la diversidad sexual que muestran algunos de sus personajes. En tal sentido ¿Qué prejuicios, estereotipos o prejuicios son para ti los más difíciles de derribar o que todavía subyacen fuertemente debido a la cultura, la educación o la religión?

Me comentabas que no te gustan las etiquetas porque te encasillan en un rol cuando la sexualidad debe ser plena y fluida.
Sí, así es. La gente ahora se cuestiona menos y prueba más. Se vuelve poco práctico poner tantas etiquetas o preguntarse dónde es que uno encaja.
¿Cómo afectará el panorama de la literatura en el Perú la nueva ley del libro?
Ahora se ha ampliado la ley anterior por un año más, pero habrá que ver la propuesta para la nueva ley y que se haga efectiva. Pienso que no solo debería hablarse del precio y de los impuestos, sino de verdaderamente crear un circuito literario más democrático y amplio, descentralizar la literatura y su consumo. Los mercados están muy regionalizados y es algo importante de considerar.
¿Los jóvenes leen y escriben más en el Perú?
Es una pregunta difícil de responder, sobre todo porque está orientada a la cantidad, cuando deberíamos de hablar de calidad. La escritura está en todas partes ahora con las redes sociales, ya no necesitas un libro ni un periódico para leer, pero sí quizás para leer algo bien escrito y con profundidad. Hay que apuntar ahí, más allá de ver cuántos libros hay en el plan lector. Necesitamos que enganchen con la literatura, no que consuman más.
¿La literatura peruana ha salido del clóset?
Por supuesto que sí. Tenemos una vanguardia pequeña, pero que por momentos cobra fuerza y se hace visible. Quizás el que no ha salido del clóset es el lector peruano, que todavía se alarma ante ciertos temas y juzga antes de leer y experimentar.
Un tema inevitable es la política, ¿eres un ciudadano que le gusta participar, salir en marchas? ¿te sientes comprometido con el cambio del país?
Sí, me siento comprometido. Por el trabajo no siempre puedo ir a marchas, pero intento hacerlo cada vez que estoy en sintonía con la causa. Creo que un escritor debe conectar en muchos espacios con los lectores, y sus problemas políticos son una ventana importante para interactuar. ¿Cómo puedo tener una voz como artista si no tengo una voz como ciudadano?
¿Decir literatura gay es hacer otro guetto o por el contrario visibiliza los afectos y las pasiones? ¿Qué personajes y libros sobre temática gay o LGBT recuerdas o se te vienen a la mente, alguno en particular?
Me acuerdo de Joaquín, de No se lo digas a nadie. También hay que referirse a Los inocentes, de Osvaldo Reynoso dónde aborda personajes de una masculinidad un poco conflictuada y creo que por eso entran en la temática LGBT de algún modo. Otro libro que me gusta y que juega con historias homosexuales es "Plagio" de Francisco Angeles. Me gusta porque aborda la pasión que nace de la locura, se adentra hacia nuestras pulsiones más crudas. Me lleva a otro título que me parece bravazo, que es "Y los hipopótamos se cocinaron en sus tanques". Está ligada a un asesinato muy intrigante que para muchos marca el inicio de la generación beat como tal. El libro está escrito por Jack Kerouac y William Burroughs, quienes eran para ese momento amigos cercanos de los dos hombres involucrados en el crimen...
¿Cuántos libros te lees al año o al mes?
Depende de muchas cosas, pero creo que no bajo de 25 libros al año.
¿Interactúas mucho en redes sociales?
Intento hacerlo, aunque a veces es difícil seguir el paso.
¿Cuál es el mejor momento para escribir?
Cuando se está triste, molesto, enamorado, frustrado… Cualquier emoción extrema es buena para dejar fluir el verbo sobre el papel, pero creo que las negativas lo hacen un poco más fácil ja ja ja.
¿Qué tan difícil es publicar para un escritor joven en tu país?
Creo que cuando hay talento y voluntad, existe más de una manera de publicar en Perú. Actualmente el mercado se ha dinamizado con la presencia de editoriales independientes de calidad, no solo en Lima, sino en provincia también. El tema es darte cuenta de que el mundo literario no es como antes. Ya no vendrá nadie a ofrecerte un contrato millonario para que puedas escribir tranquilo por una temporada; para nada. Un escritor tiene que vivir preparado para ajustarse el cinturón por su arte.
¿Cómo ves el panorama de la literatura peruana actual? ¿sientes que los jóvenes han asumido un papel más destacado y una forma de expresar lo que está ocurriendo a través de las novelas o la poesía?
Si bien los jóvenes hoy leen mucho por su relación con las redes sociales y el Internet, también tienen metido en la cabeza que hablar de novelas o de literatura es igual a hablar del Quijote, de Vallejo o Gabriel García Márquez y ese no es todo el espectro de literatura que pueden experimentar. Tenemos que refrescar la percepción de lo que significan la novela y la poesía para la sociedad, devolverles su papel legítimo como soporte de movilización social e ideológica. Hay que hacerles ver que hay un punto medio entre un contenido rico y un formato ligero; no nos podemos conformar con las frases inspiracionales que se nos cruzan viendo nuestras redes sociales.
¿Conoces de la literatura regional, lo que hacen otros jóvenes en otras partes del país?
Voy conociendo de a pocos. Está Pierre Castro, que aunque vive en Lima, nació en provincia y tiene una habilidad extraordinaria para el humor cotidiano. Me encantó “Ven, ten mi muerte” del trujillano Gonzalo del Rosario también y este año leí un libro de un autor moqueguano, Yero Chuquicaña. Me gustó mucho su estilo por venir con una propuesta sucia, bien millenial, muy diferente del material con el que ganó el Premio Nacional de Literatura en el 2017; además de que es un huevón extremadamente divertido. Supongo que recién estoy consiguiendo pasar esa barrera entre regiones. Por lo pronto, tengo pendiente leer “Las tres mitades de Ino Moxo” de César Calvo. Estoy esperando unas vacaciones largas para iniciarlo.
¿Libro físico o digital?
Físico. Pero si no hay impreso o no hay plata, digital nomás.
¿Cómo va el desarrollo de tu primera novela? ¿Cuáles son tus objetivos como escritor?
La novela va muy bien. Ya está finalizada, solo falta decidir cuándo se va a publicar para mandarla a edición. Y sobre la segunda pregunta… es difícil decir cuál es exactamente mi objetivo como escritor, pero creo que sería “aportar algo”. Aportar algo al entendimiento de mi generación, a la situación del país, a la convivencia y el diálogo entre la gente. No lo sé exactamente, pero me gustaría aportar algo y, si se puede, refrescar en algo lo que la gente fuera del mundillo literario entiende por novela.
¿Te gusta el cine?
Más que el cine, disfruto de ver películas. Por temporadas me gusta curiosear el trabajo de determinados directores o de ciertas épocas y me quedo en una corriente por semanas. Otras veces veo lo que sale en cartelera o lo que dan en streaming. Voy al cine, pero no me denominaría cinéfilo. Sin embargo, me emociona ir a una sala cuando hay una producción nacional que vale la pena apoyar.
Muchos jóvenes en Latinoamérica han tenido que enfrentar las crisis económicas, la falta de empleo y la corrupción migrando a otros lados en busca de oportunidades, ¿lo pensaste alguna vez?
Sí, y lo sigo pensando de vez en cuando. De hecho sería interesante pasar una temporada fuera de Perú, a lo mejor uno o dos años. Pero no me iría permanentemente. Me encanta mi país, a pesar de sus huevadas.
¿Cómo te ves en diez años en el aspecto personal y profesional?
Antes era muy bueno para soñar a futuro, pero ya no. No tengo ni idea de cómo será mi vida en 10 años, salvo porque me imagino haber escrito unos cuantos libros más.
¿Una frase literaria? ¿Una película? ¿Una canción?
Tres películas: Paterson, Interestelar, Animales Nocturnos
Dos frases: “Como escritor, no deberías juzgar, deberías entender” - Ernest Hemingway
“Fumar es indispensable si uno no tiene nada que besar” - Sigmund Freud
Una canción: The 1975 - Loving Someone
¿Qué significa ser escritor para ti, cuál es la dimensión de esa palabra?
Para mí ser escritor es algo complejo, pero a la vez muy noble, muy natural. Es como tener un don y sentirse en la obligación de usarlo para conmover al resto. El escritor debe conectar con lo que todos sentimos, celebramos o tememos, para luego ponerlo en palabras. Tiene que captar lo que se hace esencial en la vida de un individuo y matizarlo con los rasgos propios de su época y de su generación. Como dice el personaje de René Ricard en una biopic de Basquiat del año 96: hay que ser “un ojo público, un testigo, un crítico”. Y, por supuesto, hay que hacerlo todo con mucha compasión y sensibilidad.
¿Sientes que ya has encontrado tu camino o estás buscándolo todavía?
Todavía ando buscando, pero lo bueno de los libros es que hacen los viajes más placenteros.
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