El Rincón de Dann por Daniel Ruiz Valderrama: Que difícil es ser positivo!
Por Daniel Ruiz Valderrama (Desde Barcelona)
daniel@drvarquitectos.com
https://www.instagram.com/danielruizv/
¿Si por un segundo nos sentáramos en nuestra habitación, cerráramos lo ojos y nos imagináramos un mundo que tenga un poquito más de sentido que en el que vivimos ahora, cómo sería? Muchas veces me he sentado a hacer este ejercicio y siempre me salen substracciones que luego me hacen pensar cómo seria el mundo sin eso en particular, como por ejemplo: Cómo sería nuestra sociedad sin alcohol, o sea sin tener que necesitar una pequeña perdida de conciencia para hablarle a la persona que te gusta, para cerrar negocios, para hacer una cena romántica o para reírte a carcajadas con tus amigos.
En otras ocasiones me imagino cómo sería nuestra sociedad sin la iglesia Católica, sin el cristianismo y sin las otras religiones que tanto segmentan y juzgan la vida y las decisiones de los demás basándose en un libro que quién sabe quién escribió y a saber con qué intensiones lo hizo.
Si la iglesia católica no existiera nunca se hubiera satanizado la bisexualidad y las costumbres de los últimos emperadores se hubieran transformado en actividades normales y aceptadas por la sociedad, la sexualidad seguramente se viviría con mas libertad. Es posible que hasta se hubiera controlado la población mundial al haber menos matrimonios falsos y tendríamos hoy en día un control de natalidad mucho mas equilibrado. Sin las religiones, el mundo puede que fuese un poco más pacifico y más sincero consigo mismo.
Pero hay una idea que es constante cada que me siento a hacer este ejercicio, tanto que se me hace imposible quitarme de la cabeza esta idea en mi día a día. Qué pasaría si creciéramos sin escuchar tanto la palabra “no”. Entre más estudio sobre PNL (Programación Neuro Lingüística) me doy cuenta que la clave para lograr todos tus objetivos es mantener una posición positiva con respecto a todo en tu vida, pero saben lo difícil que es ser una persona positiva si lo único que escuchas desde que eres un bebe es “no toques eso, no hagas eso, no, no y no”. Esto se me hizo particularmente claro después de compartir unas vacaciones con mi hermano, su esposa y mis sobrinos que tienen 7 y 4 años y es impresionante la cantidad de veces que escuchan la palabra “no” en un solo día. Pensamos ingenuamente que solo estamos evitando que hagan esa acción en concreto, que se hagan daño o simplemente que se ensucien la ropa, pero en realidad estamos moldeando una persona que será un futuro adulto y que tendrá que salir adelante y sobretodo que tendrá que ser POSITIVO para poder lograr todos sus objetivos.
Esto tiene que quedar tatuado con sangre muy dentro de nuestro cerebro y te das cuenta que está muy profundo cuando ves el cielo gris y piensas “que NO llueva” en vez de “que salga el sol”, o cuando vas con prisa para el trabajo y en el semáforo piensas “que NO este en rojo” en vez de “que este en verde”. Si nos detenemos un segundo y contamos la cantidad de veces que decimos la palabra “no” en un día, nos daríamos cuenta que tenemos un pensamiento mucho más negativo de lo que creemos.
Hace poco vi un par de niños con unos 7 años de edad jugando uno de los juegos más interesantes que he visto en mucho tiempo. El juego consistía en mantener una conversación fluida y cada vez que dijeras “no” perdías y le tocaba continuar al otro, al final el que menos “no” haya dicho era el ganador del juego. Este juego me animo a hacer el intento de contar en mi cabeza la cantidad de veces que yo lo dijera en todo un día y me sorprendió la cifra final, aunque soy consiente que puede que ni haya notado la mitad de veces que lo dijera.
Todos deberíamos intentar, así sea por momentos concretos, el pensar y el hablar de manera positiva para simplemente poner a prueba cómo esto afecta tu estado de animo y ver si esto trae cambios a tu vida y a tus relaciones. Nadie ha dicho que fuese fácil, al contrario, es sumamente complejo intentar identificar reacciones de tu inconsciente para modificarlas o eliminarlas; es mucho más difícil llevar a cabo un proceso para des-aprender que un proceso de aprendizaje. Es por esto que me pregunto en qué cambiaría nuestra vida si hubiéramos crecido sin escuchar tanto esa palabra. No quiero desmerecer el trabajo que nuestros padres han hecho con nosotros, por que en el caso de mi madre, siento que no lo pudo haber hecho mejor; tampoco soy padre aun y seguramente cuando tenga mis hijos me daré golpes contra la pared intentando encontrar la manera de guiarlos sin negativizar todas las acciones que por naturaleza les salen sin ningún tipo de control o conciencia.
Todos tenemos nuestras batallas internas, algunas resueltas, otras en curso y otras apenas por comenzar. Lo importante es ser conscientes de que fuimos criados, educados y guiados por personas que nos aman pero que son muy distintas a nosotros y este simple hecho nos obliga a llegar un punto en nuestra vida donde tenemos que des-aprender muchas de las cosas que nos enseñaron para abrir nuestro propio camino, ya que son tiempos distintos, la sociedad evoluciona y nuestro instinto de supervivencia nos debería ayudar a conocernos mejor, a encontrar nuestra propia forma de hacer las cosas, de relacionarnos y de conseguir nuestros objetivos.
daniel@drvarquitectos.com
https://www.instagram.com/danielruizv/
¿Si por un segundo nos sentáramos en nuestra habitación, cerráramos lo ojos y nos imagináramos un mundo que tenga un poquito más de sentido que en el que vivimos ahora, cómo sería? Muchas veces me he sentado a hacer este ejercicio y siempre me salen substracciones que luego me hacen pensar cómo seria el mundo sin eso en particular, como por ejemplo: Cómo sería nuestra sociedad sin alcohol, o sea sin tener que necesitar una pequeña perdida de conciencia para hablarle a la persona que te gusta, para cerrar negocios, para hacer una cena romántica o para reírte a carcajadas con tus amigos.
En otras ocasiones me imagino cómo sería nuestra sociedad sin la iglesia Católica, sin el cristianismo y sin las otras religiones que tanto segmentan y juzgan la vida y las decisiones de los demás basándose en un libro que quién sabe quién escribió y a saber con qué intensiones lo hizo.
Si la iglesia católica no existiera nunca se hubiera satanizado la bisexualidad y las costumbres de los últimos emperadores se hubieran transformado en actividades normales y aceptadas por la sociedad, la sexualidad seguramente se viviría con mas libertad. Es posible que hasta se hubiera controlado la población mundial al haber menos matrimonios falsos y tendríamos hoy en día un control de natalidad mucho mas equilibrado. Sin las religiones, el mundo puede que fuese un poco más pacifico y más sincero consigo mismo.

Esto tiene que quedar tatuado con sangre muy dentro de nuestro cerebro y te das cuenta que está muy profundo cuando ves el cielo gris y piensas “que NO llueva” en vez de “que salga el sol”, o cuando vas con prisa para el trabajo y en el semáforo piensas “que NO este en rojo” en vez de “que este en verde”. Si nos detenemos un segundo y contamos la cantidad de veces que decimos la palabra “no” en un día, nos daríamos cuenta que tenemos un pensamiento mucho más negativo de lo que creemos.
Hace poco vi un par de niños con unos 7 años de edad jugando uno de los juegos más interesantes que he visto en mucho tiempo. El juego consistía en mantener una conversación fluida y cada vez que dijeras “no” perdías y le tocaba continuar al otro, al final el que menos “no” haya dicho era el ganador del juego. Este juego me animo a hacer el intento de contar en mi cabeza la cantidad de veces que yo lo dijera en todo un día y me sorprendió la cifra final, aunque soy consiente que puede que ni haya notado la mitad de veces que lo dijera.
Todos deberíamos intentar, así sea por momentos concretos, el pensar y el hablar de manera positiva para simplemente poner a prueba cómo esto afecta tu estado de animo y ver si esto trae cambios a tu vida y a tus relaciones. Nadie ha dicho que fuese fácil, al contrario, es sumamente complejo intentar identificar reacciones de tu inconsciente para modificarlas o eliminarlas; es mucho más difícil llevar a cabo un proceso para des-aprender que un proceso de aprendizaje. Es por esto que me pregunto en qué cambiaría nuestra vida si hubiéramos crecido sin escuchar tanto esa palabra. No quiero desmerecer el trabajo que nuestros padres han hecho con nosotros, por que en el caso de mi madre, siento que no lo pudo haber hecho mejor; tampoco soy padre aun y seguramente cuando tenga mis hijos me daré golpes contra la pared intentando encontrar la manera de guiarlos sin negativizar todas las acciones que por naturaleza les salen sin ningún tipo de control o conciencia.
Todos tenemos nuestras batallas internas, algunas resueltas, otras en curso y otras apenas por comenzar. Lo importante es ser conscientes de que fuimos criados, educados y guiados por personas que nos aman pero que son muy distintas a nosotros y este simple hecho nos obliga a llegar un punto en nuestra vida donde tenemos que des-aprender muchas de las cosas que nos enseñaron para abrir nuestro propio camino, ya que son tiempos distintos, la sociedad evoluciona y nuestro instinto de supervivencia nos debería ayudar a conocernos mejor, a encontrar nuestra propia forma de hacer las cosas, de relacionarnos y de conseguir nuestros objetivos.
“Sólo nos convertimos en lo que somos a partir del rechazo total y profundo de aquello que los otros han hecho de nosotros” – Jean-Paul Sartre-
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