CUERPOS EN RESISTENCIA POR CANO DÍAZ: EL TRANSITAR DE UN GÉNERO

Por Cano Díaz (Desde Santiago de Chile)
psicologodiaz@gmail.com 

Palomas transexuales que el viento quiere levantar.

Mayo de 2019

Dedicado a Matías.

La población transexual es la letra más violentada de nuestro “lgtbiq+”, porque no solo se exponen a la violencia constante, sino también a una serie de obstáculos que son complejos de enfrentar.
Salir adelante desde el espacio TRANS hoy en día es un verdadero desafío personal, político y cultural en donde el romanticismo no llega a jugar ningún rol. 

En una sociedad, machista, patriarcal, binaria, basada en la desigualdad que se construye desde la genitalidad, las personas trans se encuentran en la cadena de mayor rechazo y no me refiero al rechazo social de las implicancias de ser trans, sino también colocan en conflicto a una sociedad basada en el corazón y razón de lo que tenemos entre las piernas. 

El machismo no está alejado de la vivencia trans, y si bien los gays logramos levantar las migas que arroja el hombre heterosexual, normado y patriarcal, los trans masculinos siguen recogiendo las migas que nosotros no alcanzamos a tomar, y acá la pregunta, quién tira migas a estas palomas transfemeninas que no llegan a la plaza. Dejo las respuestas abiertas.

Según la investigación de Derecho, Política, Violencia y Diversidad Sexual (1), las personas trans son las primeras “valientes” los primeros rostros en sufrir la diseminación y no por amar diferente como intenta levantar el romántico homosexual de centro comercial, sino por pensar en ser diferente a lo que se tenía establecido para elles. 1 - de J.L. Díaz, J. Barrientos y otros

Dentro de los espacios laborales, los cuales siempre en su mayoría mantienen sus puertas cerradas para las personas trans, se identificó que en su gran mayoría la población trans trabaja en forma independiente y muchas en trabajos informales. El desafío de inclusión y no segregación que debemos dar en esta materia es amplio y lamentablemente no contamos con la voluntad política y social de facilitarles ese complejo camino. 

En esta ocasión, compartiré con ustedes el relato de una persona trans, un relato anónimo que cuenta con la debida autorización del autor para su difusión

“Libertad, independencia, emancipación, liberación, dicha, satisfacción, bienestar, existir, ser, son las palabras que me definen ahora. Soy un hombre trans de 61 años, en un cuerpo de mujer, y me gustan los hombres, soy pasivo, como dicen ahora, o sea gay.
Me siento vivo, libre, nunca más tendré que fingir lo que soy, ya no tengo miedo, camino erguido, no me escondo, mirada al frente, no agacho la mirada como antes.

No ha sido fácil la transición, pero tampoco tan difícil. Me acostumbré a ser hombre pronto, porque es lo que soy. No puedo decir, que en un comienzo si lo fue, cuando recordé, cuando salido el pasado, el recuerdo, como sale ese payaso de una caja de repente, inesperadamente, de improviso y da miedo.

Recordé el dolor, las torturas, las terapias de conversión, los exorcismos, las tinas heladas, mi cabeza hundida en el agua, sin poder respirar, el encierro, los golpes, las patadas, las hipnosis (cosa que nunca lograron), el amarrarme a mi cama, a una silla, los azotes, las violaciones permitidas por mi torturador, mi Mengele, o sea mi madre.

Los electroencefalogramas a montones, esa mesa helada donde me colocaban y miles de chupones en la cabeza, según yo, y dolor, mucho dolor.

Recordé tantas cosas más, que mi cabeza daba vuelta, cuando llegué a la consulta de mi  psicólogo, repetía una y otras vez, ¿qué me hicieron, qué me hicieron?, con la cabeza apoyada en el escritorio-

Poco antes de ir con él, fui a ver a mi torturadora (mi madre) y le pregunté: Mamá, ¿era muy ahombrado cuando niño?

Contestó: sí y eras tan cochino, me costó tanto trabajo educarte, pero naciste mujer, tuviste hijos y te vas a morir como mujer.

Me dieron ganas de vomitar, como antes. Ahí estaba ella mirándome con esos ojos sin sentimientos  y con una sonrisa en la cara me dijo: ¡Y lo  logré¡

La odié con toda mi alma, en ese momento estaba paralizado mirándola, no sé de dónde saqué fuerza, me levanté y me fui.

No podía creer cómo alguien puede hacerle todo lo que me hicieron a de niño.

Sé que era otra época, 50 años atrás aproximadamente, pero no hay justificación alguna para hacer lo que me hizo.


Pero ahora me siento bien, a pesar de todo, el pasado lo debo dejar atrás, si no nunca saldré adelante, por supuesto que tengo estrictamente prohibido verla.

Estoy bien, tranquilo, nunca más me dirán lo que no debo ser, porque soy un hombre en un cuerpo de mujer todavía, pero un hombre al fin, gay, lo que soy, lo que fui y seré.
Estoy viviendo solo, cosa que siempre quise hacer, y se siente tan bien.

Me sorprendió como lo tomaron mis hijos, en especial mi hijo mayor, un gran apoyo. Mi yerno y mi nuera me dicen tío. Mis amigos me aceptan tal como soy, y me dicen eres valiente. A mi hija le costó un poco más, porque un día me pregunto: Y donde queda mi mamá?

Y le contesté: "A pesar de lo que soy, siempre seré tu mamá, eso no va a cambiar, no estoy arrepentido de haberlos tenido, cuando los tuve asumí el papel de mamá, sin cuestionarlo".

Sé que tengo un largo camino todavía, pero se hará de a poco, a pesar que quisiera que fuera ya porque soy apresurado y acelerado.

Pero estoy contento, miro hacia el futuro con ánimo, optimismo y esperanza de que todo saldrá bien, sé también que habrá  dificultades que atravesar, pero no me asustan, ya no, ya salí del encierro, de la prisión, de la jaula, y mis alas vuelan en libertad.

¡¡Lo lograré¡¡.



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