EL RINCÓN DE DANN por DANIEL RUIZ VALDERRAMA: Cambios y retos
Por Daniel Valderrama (Desde Barcelona)
drvarquitectos@gmail.com
Si algo tengo claro es que el año 2018 fue un año de transición y de estructuración en todos los sentidos, puede ser cosa mía pero siento que no solo fue así en mi caso sino en la mayoría de las personas que tengo a mi alrededor, por eso quiero compartir algo muy personal de lo que fue este año para mi.
Según lo que he estado escuchando por ahí, muchos podrían pensar que fue un año negativo o puede que hasta decidan no recordarlo, pero los seres humanos necesitamos ponernos en situaciones de prueba para evolucionar, para crecer y para aprender. Mirémoslo de esta manera: Las equivocaciones, la tristeza, el dolor y el arrepentimiento son sentimientos, y tal vez unos de los únicos, que nos impulsan a crecer, a madurar y a entender el mundo que tenemos a nuestro alrededor. Solo en estos momentos la mente se detiene e intenta ver las cosas desde otro punto de vista, reflexiona, analiza tus acciones paso a paso y saca conclusiones. Cuando estamos en estados de euforia o cualquier tipo de felicidad, solo vivimos el momento, no nos sentamos a evaluar nuestras acciones, lo único que existe en ese momento es el instante y por otro lado, que en los sentimientos “negativos” está presente el pasado, el futuro y el ahora, lo cual te hace tener una visión más amplia de tu vida.
Usualmente en año nuevo o noche nueva me siento un momento conmigo mismo e intento repasar el año que acaba de pasar, recordar todo lo bueno y lo malo, las victorias y las pérdidas, los nuevos amigos y los que ya no están y todas las situaciones difíciles que fui capaz de superar. De esta manera se me hace fácil saber con qué energía voy a empezar el nuevo año que tengo por delante. Este año me ha costado más que un momento del 1 de enero, llevo casi un mes y apenas ahora he logrado entender el año que acaba de terminar; a pesar de haber sido un año bastante difícil no podía evitar tener un sentimiento de empatía con todas las situaciones difíciles por las que pasé, me sentía afortunado de haber vivido esas situaciones y no entendía muy bien el por qué ya que en esos momentos me sentía triste, ahogado y muy estresado. Al final entendí que si no fuese por esos momentos, yo estaría igual que antes, no habría madurado, no tendría mi empresa, no habría crecido y definitivamente no sería más fuerte; es en los momentos difíciles en los que he aprendido a conocer todas mis habilidades.
El 2018 estuvo cargado de pruebas emocionales de todo tipo, empecé el año sin nada en las manos, Justo rentaba un piso en el centro y no tenía ni idea de cómo iba a pagarlo, no tenía trabajo ni una situación legal del todo resuelta pero estaba seguro que al ponerme esa responsabilidad encima, mi mente iba a encontrar la manera de solucionarlo, no se cómo pero lo haría. A esto se le suman situaciones como cuando pensé que mi hermano se moría y no podía ni estar en Colombia ni hacer nada al respecto, perdí amistades que para mi eran importantes, pase por varios trabajos sin tener un rumbo ni una meta, solo con el objetivo de sobrevivir para algún día poder empezar a construir mis sueños. En general sentí que durante 12 meses las situaciones y las personas me exigían mucho más de lo que yo podía dar, me tocó apagar mis sentimientos por varios meses simplemente para poder seguir sonriendo genuinamente y encontrar la manera de esperar, de aguantar hasta que el destino decidiera cambiar.
Yo creo que la misma necesidad de la mente para superarse día a día hizo que ganara una fuerza y unas ganas de hacer las cosas bien que como consecuencia trajo que en los últimos dos meses del año volviera a abrir mi empresa como arquitecto, cogiera fuerza en la agencia de viajes en la que llevaba trabajando unos meses, hiciera un viaje a Colombia a ver a mi familia que no veía hace más de 4 años, construí una familia por elección con amigos que ahora considero hermanos y en general, en ese último mes di el primer paso para cada uno de los proyectos que tenía en la cabeza que hoy en día siguen creciendo poco a poco.
Se me hacía muy difícil resumir y/o entender el año entero por que era casi irreal que lo hubiera empezado sin nada en las manos y lo hubiera terminado de esta manera. Esto lo quise compartir por que es la mayor prueba de que somos capaces de hacer todo lo que nos propongamos, el único obstáculo que hay entre uno y sus sueños es uno mismo.
De ahora en adelante, cada que llegue un momento de retos o situaciones complicadas o tristes debemos afrontarlo con entusiasmo y tranquilidad por que a pesar de los sentimientos que nos están creando en ese momento, deberíamos reconfortarnos con saber que de ahí saldrá algo bueno, que seremos más fuertes y mejores personas cuando todo termine, por que terminará y volveremos a estar bien. La confianza en ti mismo debe ser de donde viene tu fortaleza, tu bienestar y las ganas de solucionarlo lo más rápido y de la mejor forma posible.
Lo más importante y lo que me ayudó a darle el giro de 180º a mi vida fue el encontrar mi Dios, eso en lo cual todos necesitamos creer. Si de algo estoy seguro es que creo plenamente en el flujo del universo, que las cosas no pasan porque sí, que todo pasa por una razón y está en nosotros encontrarla. El universo es una corriente y como las olas, te devuelve lo que tu pones en ellas. El karma funciona siempre para lo bueno y para lo malo por lo cual si tu das siempre lo mejor de ti, haces todo lo que esté en tus manos para sacar a las personas de su rutina y hacerlas sonreír por un segundo, estas regalándoles un descanso de su realidad que de una u otra manera volverá a ti y el universo te lo devolverá. Tu eres libre de hacer lo que quieras y de decir lo que desees, solo recuerda que todo lo que entregas se te devolverá y que tus derechos terminan donde comienzan los de los demás.
drvarquitectos@gmail.com
Si algo tengo claro es que el año 2018 fue un año de transición y de estructuración en todos los sentidos, puede ser cosa mía pero siento que no solo fue así en mi caso sino en la mayoría de las personas que tengo a mi alrededor, por eso quiero compartir algo muy personal de lo que fue este año para mi.
Según lo que he estado escuchando por ahí, muchos podrían pensar que fue un año negativo o puede que hasta decidan no recordarlo, pero los seres humanos necesitamos ponernos en situaciones de prueba para evolucionar, para crecer y para aprender. Mirémoslo de esta manera: Las equivocaciones, la tristeza, el dolor y el arrepentimiento son sentimientos, y tal vez unos de los únicos, que nos impulsan a crecer, a madurar y a entender el mundo que tenemos a nuestro alrededor. Solo en estos momentos la mente se detiene e intenta ver las cosas desde otro punto de vista, reflexiona, analiza tus acciones paso a paso y saca conclusiones. Cuando estamos en estados de euforia o cualquier tipo de felicidad, solo vivimos el momento, no nos sentamos a evaluar nuestras acciones, lo único que existe en ese momento es el instante y por otro lado, que en los sentimientos “negativos” está presente el pasado, el futuro y el ahora, lo cual te hace tener una visión más amplia de tu vida.
Usualmente en año nuevo o noche nueva me siento un momento conmigo mismo e intento repasar el año que acaba de pasar, recordar todo lo bueno y lo malo, las victorias y las pérdidas, los nuevos amigos y los que ya no están y todas las situaciones difíciles que fui capaz de superar. De esta manera se me hace fácil saber con qué energía voy a empezar el nuevo año que tengo por delante. Este año me ha costado más que un momento del 1 de enero, llevo casi un mes y apenas ahora he logrado entender el año que acaba de terminar; a pesar de haber sido un año bastante difícil no podía evitar tener un sentimiento de empatía con todas las situaciones difíciles por las que pasé, me sentía afortunado de haber vivido esas situaciones y no entendía muy bien el por qué ya que en esos momentos me sentía triste, ahogado y muy estresado. Al final entendí que si no fuese por esos momentos, yo estaría igual que antes, no habría madurado, no tendría mi empresa, no habría crecido y definitivamente no sería más fuerte; es en los momentos difíciles en los que he aprendido a conocer todas mis habilidades.
El 2018 estuvo cargado de pruebas emocionales de todo tipo, empecé el año sin nada en las manos, Justo rentaba un piso en el centro y no tenía ni idea de cómo iba a pagarlo, no tenía trabajo ni una situación legal del todo resuelta pero estaba seguro que al ponerme esa responsabilidad encima, mi mente iba a encontrar la manera de solucionarlo, no se cómo pero lo haría. A esto se le suman situaciones como cuando pensé que mi hermano se moría y no podía ni estar en Colombia ni hacer nada al respecto, perdí amistades que para mi eran importantes, pase por varios trabajos sin tener un rumbo ni una meta, solo con el objetivo de sobrevivir para algún día poder empezar a construir mis sueños. En general sentí que durante 12 meses las situaciones y las personas me exigían mucho más de lo que yo podía dar, me tocó apagar mis sentimientos por varios meses simplemente para poder seguir sonriendo genuinamente y encontrar la manera de esperar, de aguantar hasta que el destino decidiera cambiar.
Yo creo que la misma necesidad de la mente para superarse día a día hizo que ganara una fuerza y unas ganas de hacer las cosas bien que como consecuencia trajo que en los últimos dos meses del año volviera a abrir mi empresa como arquitecto, cogiera fuerza en la agencia de viajes en la que llevaba trabajando unos meses, hiciera un viaje a Colombia a ver a mi familia que no veía hace más de 4 años, construí una familia por elección con amigos que ahora considero hermanos y en general, en ese último mes di el primer paso para cada uno de los proyectos que tenía en la cabeza que hoy en día siguen creciendo poco a poco.
Se me hacía muy difícil resumir y/o entender el año entero por que era casi irreal que lo hubiera empezado sin nada en las manos y lo hubiera terminado de esta manera. Esto lo quise compartir por que es la mayor prueba de que somos capaces de hacer todo lo que nos propongamos, el único obstáculo que hay entre uno y sus sueños es uno mismo.
De ahora en adelante, cada que llegue un momento de retos o situaciones complicadas o tristes debemos afrontarlo con entusiasmo y tranquilidad por que a pesar de los sentimientos que nos están creando en ese momento, deberíamos reconfortarnos con saber que de ahí saldrá algo bueno, que seremos más fuertes y mejores personas cuando todo termine, por que terminará y volveremos a estar bien. La confianza en ti mismo debe ser de donde viene tu fortaleza, tu bienestar y las ganas de solucionarlo lo más rápido y de la mejor forma posible.
Lo más importante y lo que me ayudó a darle el giro de 180º a mi vida fue el encontrar mi Dios, eso en lo cual todos necesitamos creer. Si de algo estoy seguro es que creo plenamente en el flujo del universo, que las cosas no pasan porque sí, que todo pasa por una razón y está en nosotros encontrarla. El universo es una corriente y como las olas, te devuelve lo que tu pones en ellas. El karma funciona siempre para lo bueno y para lo malo por lo cual si tu das siempre lo mejor de ti, haces todo lo que esté en tus manos para sacar a las personas de su rutina y hacerlas sonreír por un segundo, estas regalándoles un descanso de su realidad que de una u otra manera volverá a ti y el universo te lo devolverá. Tu eres libre de hacer lo que quieras y de decir lo que desees, solo recuerda que todo lo que entregas se te devolverá y que tus derechos terminan donde comienzan los de los demás.
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