EN NUESTRO CONSULTORIO Por Rufino Arco: Para Marcelo
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No todo el mundo tiene la fortuna de nacer en el seno de una familia que te apoye en tus decisiones personales. Y los que sí la tenemos, olvidamos a veces empatizar con las personas que han tenido un trayecto más complicado.
Especialmente complicado es el caso en el que, lo que no acepten sea tu orientación sexual. Máxime si tu familia es muy religiosa.
No todas las religiones abominan a las personas con orientación sexual no mayoritaria, pero en occidente, las más ortodoxas, tiene posturas bastante reacias a la aceptación de cualquier tipo de prácticas sexuales que no sean dirigidas a la procreación; Creo que os estoy hablando de una situación que a muchas personas os sonará.
Imaginaos que vuestro padre es un sacerdote de una congregación, y que vuestra infancia ha tenido lugar en un entorno que trata el tema de la homosexualidad como si fuese una idea del mismo Satanás, como algo pecaminoso, inmoral, horrible y contra natura. De alguna manera, esas ideas van adhiriéndose a tus neuronas, incrustándose en tus sentidos, hasta que llega un día en que te planteas que efectivamente, es todo eso.
Si eres una persona heterosexual que cumple con los estereotipos de la sociedad masculinizada en la que vives, no tendrá mayores consecuencias sobre ti, tal vez te convierta en una persona con prejuicios hacia los homosexuales, bisexuales, etc., tal vez tengas más resistencia a aceptar la diversidad, y tengas rasgos de intolerancia en tu personalidad.
Pero, si al desarrollar tu sexualidad, empiezas a descubrir que no cumples esos patrones esperados, sino que formas parte de ese porcentaje de la población que rompe lo tradicional, es muy posible que tengas un gran número de conflictos internos.
La homofobia interiorizada viene a ser, en una persona homosexual, como un veneno que corroe cualquier atisbo de felicidad. Tu estima se ve mermada cada vez que la idea aparece en tu cabeza y eso tiene consecuencias.
No hay decisión que te contente, porque sabes que si la dices en casa, como mínimo no te van a entender. No solo eso, estás convencido que puedes incluso sufrir el rechazo de tu madre, de tu padre y del resto del núcleo cercano. Y esto, con quince años, no es fácil de sobrellevar. Ya no sólo porque tu percepción del mundo, de lo que está bien y de lo que está mal, es una calco de lo que has aprendido en casa, sino que tienes cierta dependencia física de ese lugar. Lo contrario sería un absoluto desamparo en algún sitio donde no tendrías ningún apoyo.
Esta situación de no entenderte a ti mismo, de darte asco, de odiarte produce intentos de suicidio, te hace adoptar comportamientos auto-lesivos. Te lleva a formar una sexualidad basada en patrones de negatividad, en la que algo que debería ser placentero, se camufla de dominación, de frialdad, de inhumanidad. Para ti el sexo es una vía de escape de último recurso, con sabor agridulce. En la persona que tienes al lado dejarás parte de tu veneno, y para ti será un ser desgraciado más que te ayuda a hacer algo desagradable, un cómplice de un delito moral.
Pues bien, todo eso ha sido el pan de cada día de muchísimas personas durante cientos de años, pero ahora el mundo es diferente porque donde hace años no había salida, ahora sí la hay.
Existen grupos de personas que se reúnen para compartir sus inquietudes sobre esas mismas vivencias, donde hay profesionales expertos en “de-construir” ese sistema de valores envenenado, y reconstruir un nuevo, saludable.
Hay espacios donde puedes entrar en contacto con cientos de personas diversas, que viven la sexualidad de una manera natural, sin barreras morales retrógradas, sin prejuicios, sin tintes de negatividad, tan solo un ser humano frente a otro ser humano, del que aprender a amar o a disfrutar de la sexualidad.
Y no solo eso, hay lugares donde acogen a personas que han tenido que abandonar su hogar porque ser ellas mismas les ha supuesto la expulsión. Hay alguna fundación que conoce esta circunstancia y ha decidido ponerse manos a la obra.
Hay que tener en cuenta que hay familias, también conservadoras y religiosas, que dan la sensación de aceptar otras orientaciones sexuales, pero su subconsciente les hace tener comportamientos y utilizar expresiones que de alguna manera, un hijo, por ejemplo homosexual, va a poder desarrollarse en una aparente libertad, pero que de manera inconsciente, al igual que en el caso del principio, va a ir interiorizando homofobia, aunque en una vertiente más sutil.
En estos casos, va a depender mucho de si tu orientación sexual externamente o no. Y en un amplio número de ocasiones que esto pasa desapercibido a primera vista, se generan personas con una fuerte “plumofobia” y con actitudes prejuiciosas, y que elaborar una imagen sobre lo que implica ser homosexual, muy limitada y estereotipada. Estas personas dedican todos sus esfuerzos a incorporar, a su acervo de conductas, formas de expresión similares a las de personas heterosexuales, para no destacar y así no mostrar una debilidad o un resquicio por el que ser atacados por personas que piensen como sus ascendientes, o por ellos mismos.
De ambas situaciones queda un mensaje crucial, que para florecer, hay que instalarse en un sitio soleado, donde la luz te cargue las pilas y no permita que la oscuridad te atrape con sus estrategias controladoras.
Es difícil desvincularse de una familia. Eso también hay que tenerlo presente.
Por un lado, vivimos en una sociedad que nos impregna con la idea de que es imprescindible vivir acogido en un núcleo familiar, y que por tanto, quedar desvinculado de este se ve como un fracaso. Por otro lado, las personas somos seres sociales, eso nos hace ser dependientes del contacto y del cariño.
Por todo esto, es importante realizar un buen trabajo de construcción de una estima personal sana y potente, para ser conscientes de que uno mismo ya está completo, que todo lo que se obtenga de fuera suma, y es maravilloso, pero no es indispensable.
Tener una situación familiar de alguno de estos tipos mencionados puede ser visto como un impulso de la vida para que practiques el autoconocimiento, y que te fuerza, por la vía dura, a buscarte y a encontrarte, de tal manera que algún día seas capaz de convencerte hasta a ti mismo, de lo perfecto que eres tal y como eres. Ese es tu reto personal.
Es realizable, es posible, y en el camino estarás acompañado. Quizá no por quien esperabas, pero eso en el fondo, carece de importancia, piénsalo.
Hay un mundo ahí fuera, que te espera y te acepta exactamente tal y como eres.
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