Departamento 41 por SERGIO ARÉVALO: La Bella y la Bestia o cómo los homosexuales salvaron al mundo
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Los hombres a quienes les gustan otros hombres siempre estuvieron allí, igual a todos. Desde siempre, los hombres gay han marcado tendencias en todo el espectro social, desde el arte hasta la política o la ciencia. En corazón, cuerpo y alma la homosexualidad masculina ha dejado su huella y la ha extendido más allá del gueto. La sensibilidad gay, como quiera que se le defina si se acepta que tal cosa existe ha tenido un enorme impacto, desde tiempos inmemoriales en todas las culturas los homosexuales han estado presentes aunque sea a veces dentro de un closet.
En el séptimo arte siempre dieron de que hablar, y ahora una de las empresas del entretenimiento más poderosas e influyentes del mundo, me refiero a Disney, hace tendencia en Perú con el hashtag #DisneyConMisHijosNoTeMetas donde los usuarios de diferentes redes sociales le han pedido a los padres de familia que no lleven a sus hijos a las salas de cine para ver la película “La Bella y la Bestia”, ¿por qué? Sin ánimos de “spoilear” a quienes todavía no han visto la nueva versión del clásico de Walt Disney “La Bella y la Bestia” donde Emma Watson, vocera de la ONU como defensora de los derechos de la mujer, encarna a la protagonista que se enamora del chico convertido en bestia por un maleficio que luego se volverá a ser el apuesto príncipe pero hasta ahí nomás les cuento. Lo cierto es que la película cuenta con breves momentos con un poco de toque homosexual.
Disney no busca, como andan algunos sapos diciendo por ahí, convertir a los niños en homosexuales ni mucho menos. ¿Acaso no hay niños gay o niñas lesbianas o niñas o niños trans? Vamos acéptenlo, son otros tiempos. No sabemos tampoco si la intención de los estudios es que estos niñ@s crezcan siendo unos adultos respetuosos lo tolerantes o tan solo una campaña de Marketing para que más público vaya a ver el filme. Lo cierto es que su creador Walt Disney buscaba dar también ejemplos de valores a las futuras generaciones y vaya que lo ha conseguido. La homosexualidad existe en la sociedad, es una realidad la cual no puede ni se debe dar la espalda y felizmente que Disney lo entendió así. Sin embargo, recuerden que no es una función del cine educar a los niños, sino los padres en cada uno de los hogares desde la China hasta Perú.
La empresa del ratón con las orejas grandes fue criticada por muchos años por como mostraba en sus películas a las mujeres, en personajes sumisos cuyo único propósito era casarse con el príncipe encantador para vivir por siempre en un castillo y ser feliz hasta la eternidad. Ahora se han adaptado a los tiempos y observamos ya no a los clásicos estereotipos sino a mujeres valientes, luchadoras e independientes protagonistas de sus propias historias que no por ser bellas dejaban de tener carácter, decisión y no depender de un hombre. Disney sabe que los tiempos están cambiando, a pesar de las quejas o las críticas de sectores religiosos o grupos ultra conservadores “profamilia” que no lo ven así. El director Bill Condon ha dicho que “es una cinta de inclusión” y basta.
No es un personaje con más aristas o complejidades pero LeFou (interpretado por el actor Josh Gad) amigo/asistente/incondicional de Gastón se muestra interesado en su mentor no solamente como camarada sino como hombre, y este aparentemente sabiéndolo ignora el tema, lo batea, lo manda a la “friendzone”. La escena de baile en la taberna es una abierta declaración, LeFou se aproxima, se contornea, le canta, lo alaba, lo pone casi todo para su amor platónico. Tanto como ustedes aguardé por más tentaciones o más riesgos como un beso un agarre un piquito. Después se nos muestra a tres aldeanos que al entrar por la fuerza al castillo son transformados en travestis maquillados y felices de haber asumido su verdadero ser. ¿No se trata de eso la vida? ¡De ser feliz! La nueva versión de “La Bella y la Bestia”, que continúa en el primer lugar del box office con más de 180 millones de dólares a nivel internacional, pese que fue retirada de la mayoría de los cines en Kuwai, Rusia y del estado de Alabama, después de que los censores de estos países expresaran preocupación por su contenido. OMG. Escenas que según estos homofóbicos incluye “el primer momento gay” de un personaje en una película de Disney. Orgullo señores, orgullo.
La escritora Cathy Crimmins, quien escribió el libro “Cómo los homosexuales salvaron al mundo”, precisamente el título de esta columna para La Revista Diversa de mis amigos de Perú, un libro ameno y divertido que pretende documentar una realidad: los homosexuales siempre han existido, luchando por sus derechos y contra la ignorancia. Nuestra comunidad gay tiene mucho que hacer, y Disney nos ha dado un empujón, para ser los pioneros o dar el ejemplo frente a aquellos que por prejuicios o tabúes, nunca quisieron o se esforzaron en el campo de las películas animadas o infantiles a poner el tema sobre la mesa. Servidos están.
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