El regreso de JimmyHitch: De cómo salí del closet

Porque salir del closet en el trabajo es una decisión tuya y de nadie más. 

"¿Qué le espera a un joven y talentoso bachiller en Comunicación Social que acaba de terminar la carrera en una universidad de provincia?", fue lo primero que me dijo Jacobo a la cara el día de nuestra entrevista acerca del tema de la unión civil. "Ah, por si acaso ya enviamos nuestra foto para que la suben donde las parejas reales, para que todos sepan que nosotros existimos y al diablo con lo demás porque quien vive tu felicidad es uno mismo, ¿no?", agrega con una sonrisa orgullosa de saber que está haciendo lo correcto.

Y entonces acomodándose de nuevo en el mueble me cuenta otra parte de su historia...

Corría el año 2001 y tras doce meses de arduo trabajo elaborando su tesis sobre crítica de cine, que le costó una profunda investigación, no pocos desvelos, algunos dolores de cabeza por el retraso y un presupuesto abultado, Jacobo decidió que era ya hora de salir del norte para iniciar su aventura en la ciudad capital. El hecho es que terminó su tesis, se graduó con honores y cuando tuvo el título en sus manos pudo sentir que el reto había válido la pena. Había cumplido otra meta y otras le esperaban por delante.

Los padres de Jacobo vieron con orgullo a su único hijo convertirse en un profesional con todas las de la ley. Pero lo que no sabían ellos era que había algo más allá y que ese ferviente deseo de ir en búsqueda de otros rumbos no tenía tan solo una razón, la de conseguir un mejor campo de oportunidades sino también de vivir a plenitud una orientación sexual que había reprimido durante años. Ahora quería conocer gente como él y por qué no tener un enamorado, una pareja, un novio o un amante.

Y así lo hizo porque la noche en que subió al bus no miró para atrás, el futuro lo esperaba con ansias. Para ese entonces, enviar correos a diversas páginas web solicitando un puesto de redactor había funcionado más que bien y el gerente de una de las mejores le respondió que Lima Gay era suya. ¿Acaso estaba soñando?

"Creo que lo que me ayudó a salir más rápidamente del armario fue obtener un trabajo periodístico que tenía que ver con el tema gay, eso como que me dio la confianza necesaria porque dentro de mi primer ambiente de trabajo no vi prejuicios y para esa época fue bastante innovador, me atrevería a decir que hasta pionero, luego no he visto ninguna sección parecida". Jacobo afirma que el closet en el trabajo nunca existió y que si existió lo trajo abajo, aunque para su casi esposo Carlos todo fue diferente, una historia de la que prefiere hablar cuando él regrese por la noche, si es que yo acepto quedarme y seguir conversando.

A pesar de su buena experiencia, Jacobo sabe que ser visible es una decisión para ser cuidadosamente analizada primero porque no sabes el tipo de reacciones que podrán generarse en tu entorno más cercano y lo dice no solo por la cuestión laboral sino por los amigos, familiares y la sociedad. "Porque salir del closet en el trabajo es una decisión tuya y de nadie más, pero es una forma de sentirse completo y feliz llevando una vida normal como la de cualquiera. ¿Acaso tus compañeros de trabajo heterosexuales no se ufanan de sus novias y trampas? Ser visible, estoy seguro, ayuda mucho a confiar en la responsabilidad de mostrar lo que somos para alejar un poco más la intolerancia, discriminación y homofobia. Y aunque actualmente hay empresas que protegen la diversidad no son la gran mayoría porque hay gente que ha sido despedida de la nada y aquí no pasa nada, ¿acaso no debería protegernos el Estado, no somos ciudadanos que aportan como todos los demás?"

Jacobo es vehemente y apasionado, es quien es y eso lo hace más humano y más íntegro porque la verdad es la única que nos puede hacer libres. "A fin de cuentas hay que enseñar a los heterosexuales a convivir con la diversidad y hay que tener valentía para asumir tu preferencia en un país como el nuestro. En mi trabajo como periodista en Lima me respetaron y me hicieron sentir uno más del grupo y creo desde ese momento haberme ganado el respeto en los diferentes trabajos que tuve tanto de mis jefes y compañeros que me valoran como soy, aunque no siempre puede afirmarse lo mismo de todos, pero allí estamos dándole con fuerza para abrir las mentes y hacer un espacio para tod@s. Ojalá tuviéramos más Andersons Cooper, no por lo guapo, sino con agallas para enfrentarlo todo aquí y ahora. Ojalá haya políticos, hombres de negocios, emprendedores, ejecutivos, más gente que quiera ser visible y romper todos esos estereotipos y prejuicios".

Son casi las nueve de la noche, hemos conversado por espacio de dos horas y media, Jacobo mira su reloj, es hora de terminar la conversación, volver a casa. No me cabe duda que las cosas han cambiado mucho con respecto a diez años atrás, pero todavía hace falta mucho para seguir desterrando los miedos y prejuicios. Y me pregunto ¿cómo fue en mi caso esto de ser visible? Pero será motivo para otra columna, por ahora debo salir antes que el tráfico de Lima me atrape.

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