EN PRIMERA BUTACA: Brotherhood
Brotherhood es un filme danés independiente hecho a pulso por su director Nicolo Donato, una rara avis que llega desde el país nórdico para revolucionar nuestras emociones. El guión nos muestra a una banda de neo nazis explorando su sexualidad. Ellos son imitadores de Hitler y quieren demostrar que su odio puede ser tan extremo como sus aires de superioridad. Estamos ante un melodrama que perfora la conciencia de este colectivo que aplica toda su furia blanca y xenófoba contra los pakis o pakistanies como si se tratase de un juego de adolescentes de la secundaria.
Así las cosas, el amor entre dos hombres en medio de tanta rudeza y extremismo es un tabú. Pero la verdad no puede ocultarse, no al menos frente al objeto de tu deseo, quizá puedas camuflarlo por un tiempo pero tarde o temprano se descubrirá. Eso ocurre con Lars (Thure Lindhardt), un gay enclosetado a quien vemos al inicio de la película tratando de hacer una carrera como oficial de la armada pero tiene que abandonarlo justo cuando espera ser promovido. La causa: los rumores de andar molestando a sus colegas estando ebrio. Entonces Lars, quien no sabe exactamente qué hacer con su vida, es ayudado, sin que él lo sepa, por sus muy bien posicionados padres, que le han conseguido un lugar en la armada de Nueva Zelanda, pero él rechaza esta interferencia porque quiere ser él quien elija su carrera.
Estamos ante un chico rebelde, soñador, inteligente y osado en busca de un grupo donde poder integrarse, una hermandad. Lo hallará en el lugar más incorrecto posible, pero uno donde también despertará su verdadera sexualidad. La primera escena de la película nos muestra como la banda golpea violentamente a un chico gay, el presagio de lo que sucederá al final. Nada bueno puede resultar de unos locos que andan por ahí golpeando inmigrantes, homosexuales y que adoran a Hitler. Lo único bueno: encontrar el amor en donde menos lo esperas.
La homofobia está bien marcada en esta hermandad nazi que maneja sus propios rituales y códigos. Una vez que entras es difícil salir. Son una pandilla de chiquillos envalentonados liderados por Michael apodado Fatty, el gurú nazi del grupo. Es él quien guía a los nuevos y se deslumbra cuando llega Lars, a quien ve como un diamante en potencia, un futuro líder al que está decidido a dar su bendición; aunque el elegido sea Patrick, el hermano heroinómano de Jimmy, quien no ve con buenos ojos a este nuevo favorito. Y Lars piensa que ahí puede ser aceptado, en medio de esos chiquillos jugando a ser hombres duros. Este no es un campamento de verano común y corriente, aunque para ellos todo sea parte de la diversión, bailan, pelean y se adoctrinan. Sin embargo el juego va en serio, deben leer la Biblia de Hitler y seguir la seudo doctrina. El guión no profundiza en por qué ellos han conformado ese retorcido colectivo, no conocemos sus historias personales. No es una película sociológica ni política no se plantean preguntas de por qué Lars escogió hacer esto o Jimmy lo otro. El discurso cinematográfico que plantea se vale de la razón y la emoción, del amor y el odio, en ese campo se desenvuelven los personajes y se arma la trama.
La historia se desarrolla casi en espacios cerrados cuando somos testigos de sus actividades en la ciudad, pero es en medio de la naturaleza donde los protagonistas desatarán su atracción. Entonces llega lo inevitable ¿acaso parte del juego del destino? A Jimmy (David Dencik), uno de los mayores del grupo, le encomiendan una tarea frente a la cual no puede negarse, ser el mentor de Lars mientras arregla la casa de playa del jefe mayor de la hermandad. Ahí arreglando el sitio no puede con el juego de seducción que produce Lars, allí donde la camaradería es un roce, una mirada intensa, un chapuzón en la playa, esa virilidad que aflora sin rudeza en donde ambos navegan palmo a palmo. La duda conduce a la aceptación, no se puede negar tu propia naturaleza, es que empieza con el cuerpo y luego el corazón. Esto no es un polvo casual, cuando luego de la cama empiezan a preocuparse por lo que pasará si los descubren es que ha nacido una relación. Y es Lars quien ayuda a que Jimmy se acepte y empieza su nueva hermandad.
Pero si creíamos que todo podía salir perfecto no es así. Y aunque el director no compone un cuadro de héroes, anti héroes y villanos absolutos haciendo un cliché arquetípico es Patrick quien primero confronta a Jimmy para luego revelar el secreto gay. Si Thure Lindhardt y David Dencik se meten totalmente en la piel de sus roles asumiendo con versatilidad el filo de su complicidad. Morten Holst brilla por su desenfadada actuación. No hay marcha en reverso, cuando Lars y Jimmy asumen quienes son, su relación se hace más fuerte. Esto ya no es un juego, pero otros querrán terminarlo, hasta alguien que nadie esperaba.
En algún momento cuando ya todo está consumado, Lars intenta colocar el tema frente a la hermandad cuando se discute el tema del grupo de los “camisas pardas” liderado por el que fue en una época el brazo derecho del fuhrer, Ernst Rohm, quien comandó un ejército propio dentro del III Reich, con suficiente poder en la calles, quien fue asesinado junto a sus compañeros en lo que se conoce como “La Noche de los cuchillos largos”, en la que se hizo una sanguinaria purga de los nazis homosexuales.
Película violenta, de colores fríos, áspera, cruda, directa, Brotherskud (en dánes original) nos demuestra que el odio puede ser tan fuerte como el amor, dos fuerzas poderosas que provocan al ser humano. Es un filme humano que busca la verdad en la aceptación de la identidad y eso es el mayor atractivo de un filme con bríos que nacen de su puesta en escena, en sus actuaciones, en un guión no previsible, en un suerte de aprendizaje que se desborda que no permanece quieto que no avisa que encanta.
El otro discurso de BrotherSkud es el miedo de sus protagonistas que se repiten en tantas y tantas historias reales de hombres gay. ¿No es válido sentirlo frente a una sociedad que puede castigarte de muchas formas? Para Lars y Jimmi queda claro que se gustan y se aman, que no pueden estar uno sin el otro, pero les queda muy claro que no están en el grupo correcto en e cual asumir esa verdad. Y eso deberá ser castigado aunque duela. Ese planteamiento es lo más genuino de un filme cien por ciento recomendable.
http://myreadingmanga.info/movie-brotherhood-broderskab-2009/
Así las cosas, el amor entre dos hombres en medio de tanta rudeza y extremismo es un tabú. Pero la verdad no puede ocultarse, no al menos frente al objeto de tu deseo, quizá puedas camuflarlo por un tiempo pero tarde o temprano se descubrirá. Eso ocurre con Lars (Thure Lindhardt), un gay enclosetado a quien vemos al inicio de la película tratando de hacer una carrera como oficial de la armada pero tiene que abandonarlo justo cuando espera ser promovido. La causa: los rumores de andar molestando a sus colegas estando ebrio. Entonces Lars, quien no sabe exactamente qué hacer con su vida, es ayudado, sin que él lo sepa, por sus muy bien posicionados padres, que le han conseguido un lugar en la armada de Nueva Zelanda, pero él rechaza esta interferencia porque quiere ser él quien elija su carrera.
Estamos ante un chico rebelde, soñador, inteligente y osado en busca de un grupo donde poder integrarse, una hermandad. Lo hallará en el lugar más incorrecto posible, pero uno donde también despertará su verdadera sexualidad. La primera escena de la película nos muestra como la banda golpea violentamente a un chico gay, el presagio de lo que sucederá al final. Nada bueno puede resultar de unos locos que andan por ahí golpeando inmigrantes, homosexuales y que adoran a Hitler. Lo único bueno: encontrar el amor en donde menos lo esperas.
La homofobia está bien marcada en esta hermandad nazi que maneja sus propios rituales y códigos. Una vez que entras es difícil salir. Son una pandilla de chiquillos envalentonados liderados por Michael apodado Fatty, el gurú nazi del grupo. Es él quien guía a los nuevos y se deslumbra cuando llega Lars, a quien ve como un diamante en potencia, un futuro líder al que está decidido a dar su bendición; aunque el elegido sea Patrick, el hermano heroinómano de Jimmy, quien no ve con buenos ojos a este nuevo favorito. Y Lars piensa que ahí puede ser aceptado, en medio de esos chiquillos jugando a ser hombres duros. Este no es un campamento de verano común y corriente, aunque para ellos todo sea parte de la diversión, bailan, pelean y se adoctrinan. Sin embargo el juego va en serio, deben leer la Biblia de Hitler y seguir la seudo doctrina. El guión no profundiza en por qué ellos han conformado ese retorcido colectivo, no conocemos sus historias personales. No es una película sociológica ni política no se plantean preguntas de por qué Lars escogió hacer esto o Jimmy lo otro. El discurso cinematográfico que plantea se vale de la razón y la emoción, del amor y el odio, en ese campo se desenvuelven los personajes y se arma la trama.
La historia se desarrolla casi en espacios cerrados cuando somos testigos de sus actividades en la ciudad, pero es en medio de la naturaleza donde los protagonistas desatarán su atracción. Entonces llega lo inevitable ¿acaso parte del juego del destino? A Jimmy (David Dencik), uno de los mayores del grupo, le encomiendan una tarea frente a la cual no puede negarse, ser el mentor de Lars mientras arregla la casa de playa del jefe mayor de la hermandad. Ahí arreglando el sitio no puede con el juego de seducción que produce Lars, allí donde la camaradería es un roce, una mirada intensa, un chapuzón en la playa, esa virilidad que aflora sin rudeza en donde ambos navegan palmo a palmo. La duda conduce a la aceptación, no se puede negar tu propia naturaleza, es que empieza con el cuerpo y luego el corazón. Esto no es un polvo casual, cuando luego de la cama empiezan a preocuparse por lo que pasará si los descubren es que ha nacido una relación. Y es Lars quien ayuda a que Jimmy se acepte y empieza su nueva hermandad.
Pero si creíamos que todo podía salir perfecto no es así. Y aunque el director no compone un cuadro de héroes, anti héroes y villanos absolutos haciendo un cliché arquetípico es Patrick quien primero confronta a Jimmy para luego revelar el secreto gay. Si Thure Lindhardt y David Dencik se meten totalmente en la piel de sus roles asumiendo con versatilidad el filo de su complicidad. Morten Holst brilla por su desenfadada actuación. No hay marcha en reverso, cuando Lars y Jimmy asumen quienes son, su relación se hace más fuerte. Esto ya no es un juego, pero otros querrán terminarlo, hasta alguien que nadie esperaba.
En algún momento cuando ya todo está consumado, Lars intenta colocar el tema frente a la hermandad cuando se discute el tema del grupo de los “camisas pardas” liderado por el que fue en una época el brazo derecho del fuhrer, Ernst Rohm, quien comandó un ejército propio dentro del III Reich, con suficiente poder en la calles, quien fue asesinado junto a sus compañeros en lo que se conoce como “La Noche de los cuchillos largos”, en la que se hizo una sanguinaria purga de los nazis homosexuales.

El otro discurso de BrotherSkud es el miedo de sus protagonistas que se repiten en tantas y tantas historias reales de hombres gay. ¿No es válido sentirlo frente a una sociedad que puede castigarte de muchas formas? Para Lars y Jimmi queda claro que se gustan y se aman, que no pueden estar uno sin el otro, pero les queda muy claro que no están en el grupo correcto en e cual asumir esa verdad. Y eso deberá ser castigado aunque duela. Ese planteamiento es lo más genuino de un filme cien por ciento recomendable.
http://myreadingmanga.info/movie-brotherhood-broderskab-2009/
Comentarios
Publicar un comentario