OSCURAS REFLEXIONES por LENNA GUZMAN: La genética del bicho raro

Por Lenna Guzman (Desde Sevilla, España)

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Es cierto que las personas LGBTIQ+, son consideradas muy a menud por la sociedad como bichos raros, y hemos sido relevados al despojo. Pero lo cierto que debemos admitir nuestra realidad por dura que sea. Vinimos a dar ejemplo de diversidad, cambio y progreso. Y por eso nos debemos sentir especialmente orgulloses.

Pero aparte de esto, las pesonas transexuales, seguimos sufriendo el desprecio en silencio de una sociedad hipócrita, que va de progresista y tolerante.

La realidad la hemos podido victimizar, pero se siguen sucediendo ataques graves y con violencia por el hecho de ser diferente, por lo que el problema no sólo afecta a nuestra comunidad.

Ser un bicho raro, conlleva una garantía, ser resiliente, combativo y operativo para alcanzar un grado interesante de empoderamiento. Soy trans, y lo soy por decisión propia, pero también lo soy, sin coacciones ni dogmas. Soy muy liberal. Intento ser tolerante y doy absoluta prioridad a  mi libertad, por que la hice sagrada. 

El cambio me proporcionó mucha paz, pero también conflictos con la sociedad y con mi familia, y aún hoy guardo mucho dolor que me atraviesa el alma. A veces surgen pensamientos tristes, hasta vienen sentimientos suicidas, y reflexiono convencida de que todo ha sido un proceso para mejorar como persona y evolucionar como espíritu.

Y saqué conclusiones horrorosas de que en que mi familia, como en la de vosotros mismos, existió alguien de una generación pasada, que sufrió en sus carnes el horror de no poderse expresar ni hacer sentir lo que verdaderamente era. Me da pena por ellos. Hoy somos todes unos privilegiados. Estoy convencida que estos genes suyos llegaron a mí, para conformar indirectamente la persona que soy. Era el destino, la suerte o yo que sé. A estos familiares que desconozco, o desconocemos, los entiendo, respeto y admiro.

Pero con mucho avance conseguido, me duele seguir siendo mal vista, aunque muchos vayan de inclusivos, la realidad marca la soledad del camino. Siempre la crítica y el insulto estuvo ahí, escondido, perspicaz, demoledor, y eso duele. 

Mi padre nunca entendió el desequilibrio y sufrimiento que todo esto me ha causado, que me dificultó mi integración social y laboral, pero que no obstante, acato como ser lumimoso. La falta de respeto y la poca empatía recibida nunca es justa. No necesito de todos, porque me acostumbré a vivir conmigo misma.  Me purgué hace tiempo.  

Habrá que seguir luchando por un mundo mejor, que es para lo que hemos venido. Muchas gracias y felicidad para todes. 

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