FÉLIX SABROSO en primera persona: "Respetemos la marca Cine Español"
"RESPETEMOS LA MARCA CINE ESPAÑOL"
Por Juan Carlos Herranz
Félix
Sabroso es
al cine lo que el aire fresco a la vida aburrida. Este conocido cineasta canario sabe que la muerte, aunque no aparece más que una vez, se deja
sentir en todos los momentos de la vida; por eso su conciencia no deja de ser
la fiel compañera del espectro inquieto que habita en su interior. Tan pronto
como se siente infeliz redirige su conciencia hacia otros senderos a través de
sublimes obras de teatro tan actuales como El
amor está en el aire —–un
maravilloso musical protagonizado por Bibiana Fernández y Manuel Bandera—– o Desatadas; comedia en la que Paz Padilla nos invita a digerir la
realidad social de nuestro mundo con un guión —–escrito por Félix Sabroso con suma destreza e ironía—–, donde el sentido del humor se
transforma en el mejor arma contra la ignorancia. El joven escritor y director
nos muestra, con sello propio de gran carisma, que la muerte es una película
vivida, el rodaje de una película es una muerte anunciada y el éxito es sólo el
comienzo de la eternidad. En 2015 presentó el largometraje El tiempo de los monstruos —–interpretado
por Javier Cámara, Candela Peña, Carmen Machi, Julián López y Antonia San Juan
entre otros—–. Esta joya
corrobora las palabras aquí recogidas y arrastra al espectador hasta una
insólita convivencia que resulta ser tan confusa como las relaciones humanas.
Félix Sabroso personifica la curiosidad en proporción a la cultura de un país, de un pueblo, de una realidad que siempre supera a la ficción. Su carrera se desarrolló en la mejor compañía. Dunia Ayaso sigue siendo su guerrera incondicional más allá de aquellos comienzos en los que las zancadillas y las envidias ajenas se multiplicaban a medida que firmaban sus primeros guiones para RTVE, Antena 3 TV o ETB —–muchísimo antes de dar el salto definitivo a la gran pantalla—–. En 1994 ambos cineastas —–casados en cuerpo, alma y corazón—– decidieron que el propósito primario del conocimiento se representase con una brillante mente transformada en lugar de esparcimiento para los ratos de ocio y reflexión. Junto a Dunia dirigió la película independiente titulada Fea aunque, tres años más tarde, su verdadera puesta de largo llegó con la inolvidable producción Perdona bonita, pero Lucas me quería a mí. La acogida de la cinta entre el público fue tan brutal que propició su fichaje por Telecinco-Mediaset para la realización de la serie Quítate tú pa’ponerme yo producida un año más tarde. Desde entonces Félix Sabroso —–siempre en compañía de su esposa—–, cuajó como uno de los directores de comedia más reputados de habla hispana, como demuestran títulos como El grito en el cielo o ¡Descongélate! sin olvidar La isla interior o Los años desnudos —–primera producción dirigida en solitario tras la desaparición de su querida sirena—–. Félix Sabroso demuestra, a cada paso, que sólo el que sabe es libre, que más libre es el que más sabe y que únicamente la cultura ofrece una verdadera libertad. No proclama la necesidad de volar sino la de pensar y reaccionar en consecuencia. De ahí que su legado creativo ya tenga su lugar en el cielo.
Félix Sabroso personifica la curiosidad en proporción a la cultura de un país, de un pueblo, de una realidad que siempre supera a la ficción. Su carrera se desarrolló en la mejor compañía. Dunia Ayaso sigue siendo su guerrera incondicional más allá de aquellos comienzos en los que las zancadillas y las envidias ajenas se multiplicaban a medida que firmaban sus primeros guiones para RTVE, Antena 3 TV o ETB —–muchísimo antes de dar el salto definitivo a la gran pantalla—–. En 1994 ambos cineastas —–casados en cuerpo, alma y corazón—– decidieron que el propósito primario del conocimiento se representase con una brillante mente transformada en lugar de esparcimiento para los ratos de ocio y reflexión. Junto a Dunia dirigió la película independiente titulada Fea aunque, tres años más tarde, su verdadera puesta de largo llegó con la inolvidable producción Perdona bonita, pero Lucas me quería a mí. La acogida de la cinta entre el público fue tan brutal que propició su fichaje por Telecinco-Mediaset para la realización de la serie Quítate tú pa’ponerme yo producida un año más tarde. Desde entonces Félix Sabroso —–siempre en compañía de su esposa—–, cuajó como uno de los directores de comedia más reputados de habla hispana, como demuestran títulos como El grito en el cielo o ¡Descongélate! sin olvidar La isla interior o Los años desnudos —–primera producción dirigida en solitario tras la desaparición de su querida sirena—–. Félix Sabroso demuestra, a cada paso, que sólo el que sabe es libre, que más libre es el que más sabe y que únicamente la cultura ofrece una verdadera libertad. No proclama la necesidad de volar sino la de pensar y reaccionar en consecuencia. De ahí que su legado creativo ya tenga su lugar en el cielo.
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Tus películas diferencian la cultura del barniz ¿se puede
educar a una sociedad a través del cine?
El
cine en las últimas décadas ha marcado de un modo más agresivo la diferencia
entre cine de autor o de vocación más cultural con el que es más un producto de
puro entretenimiento. Pero nada es lo que parece, lo que importa es que la
mirada del espectador no se haga ingenua. Hay
también muchísima transmisión de pensamiento y sólidos retratos de lo
humano que se ocultan bajo cualquier película, hasta en las de apariencia
más ligera. El cine debe seguir siendo
una herramienta que busca el constante equilibrio entre la cultura y el
entretenimiento —–nadie dijo que pensar no fuese entretenido, y que
entretenerse no exigiese pensar—–, pero lo importante, insisto, es siempre la
interpretación del que mira, detrás de cualquier película hay alguien que
escribe y dirige representándose de algún modo a sí mismo.
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¿Cómo valoras el estado de salud de las producciones
cinematográficas españolas?
Estamos
viviendo un momento de mucha producción, de muchas posibilidades, ventanas y
modos de levantar proyectos y hay además diversidad de contenidos, aunque a
veces de la impresión de que todo pilla un mismo tono de fondo o que no hay
demasiado espacio para el director como creador independiente. Hace un tiempo cuando me salía el punk, pensaba que habían ganado los malos y que
el cine era crepuscular. El momento es diverso y confuso a la vez, a veces me
despierto con una sensación muy positiva y convencido de las oportunidades que
se nos brindan y otras quejumbroso ante una idea apocalíptica del fenómeno
cinematográfico. Al final es lo de siempre, todo tiene que ver con el tiempo.
Para un cineasta que empieza a caminar ahora, el panorama actual no es ni bueno
ni malo: es el que es. Pienso que se trata de un oficio que te obliga y que te
invita a renovarte. Yo sigo dispuesto a estar y seguir entendiendo mi tiempo y
a mí mismo. Otra cosa es el mercado que tiende a disminuir las oportunidades de
muchos cineastas que ya tienen un recorrido. Es indispensable el aprecio por la
juventud pero estúpido que se excluya a la experiencia. Lo nuevo y lo joven no necesariamente se dan
siempre la mano.
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El éxito profesional
¿se debe a la perseverancia o a los golpes de suerte?
No creo en la suerte —–afirma
tajante—–. La suerte es un concepto que tiene que ver con la
superchería. El que trabaja no tiene suerte, suma experiencia y resultados y el
que espera la suerte, es porque no la tiene, por lo tanto no existe para
ninguno de los dos casos. La perseverancia es la madre de todo. La
perseverancia te ayuda a encontrar el modo de hacer las cosas y es esta misma
virtud la que además te da la clave para además de hacerlo, hacerlo bien.
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¿Cuál es la asignatura
pendiente del cine español?
No
lo sé, de verdad no tengo ni idea. Creo que deberíamos seguir retratándonos,
representándonos y seguir
respetando la marca Cine Español como emblema de nuestra identidad y de nuestra
cultura. No es un concepto que le pertenezca a nadie en concreto. Es una
representación mucho más amplia, responsable y comprometida de nosotros mismos
hacia el resto del mundo.
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El reconocimiento a tu trayectoria profesional ha permitido
comprender que nada obtiene más triunfo que el propio triunfo. ¿Cuántos desaciertos
ha tenido Félix Sabroso en su ascenso al Olimpo de los Dioses o Nombres Propios?
Para
empezar no me siento en ningún Olimpo, me gustan más las calles que las
cumbres… tengo nombre propio, sí, pero
mi panadero también —–sonríe
pasándose por el arco del triunfo los delirios de grandeza—–. Errores
he cometido muchos, pero todos han sido útiles porque me han dado forma, tanto
o más que mis éxitos. Ya se ha dicho que el éxito te anestesia y el
fracaso si lo lees bien te ayuda a mejorar. Es completamente verdad, he probado
de ambos.
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¿Fuiste
remero antes de llevar el timón? ¿Cómo recuerdas tus comienzos
cinematográficos?
Los recuerdo con
entusiasmo y con muchísima energía, pero son emociones que siguen intactas, el
milagro de mis comienzos consistió en compartirme con Dunia. Eso le daba a todo
un aroma de sueño común que le otorgaba sentido y estimulaba la fe. Ahora
consiste en mirar solamente hacia adelante. No me puedo permitir el lujo, por
todo esto, de habitar la nostalgia, soy la suma de lo que he vivido, pero no
puedo dedicarme a recordar, aún no.
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Afirma
François Guizot que no hay manera de mejorar el alma si no se la otorga libertad
¿Qué supuso para ti el vuelo personal que disfrutaste con Dunia Ayaso?
Dunia y yo
fuimos dos en uno. Vivimos un todo inagotable de experiencias impresionantes
que algún día contaré, todavía no. No he terminado de completar el dibujo que
ambos empezamos, tengo un objetivo que hago a solas pero que es común.
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En
tu vida ¿pesan más las satisfacciones o las amarguras?
Nada
pesa, ni unas ni otras. Ambas forman
parte de mi vida. A veces exagero mis emociones; las buenas y las malas, soy
exagerado, apasionado pero nunca amargado, siempre veo posibilidades alrededor,
siempre busco la salida ante un problema.
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¿Por
qué crees que tus películas se mantienen en la memoria colectiva?
Me gusta pensar
que así es. No lo sé. ¿Se mantienen en la memoria colectiva? Desde luego creo
que algunas de ellas han ganado con el tiempo. En su momento algunas de
nuestras pelis —–mantiene viva
la llama de su amada Dunia Ayaso—– fueron juzgadas como frívolas, por miradas pseudo-sesudas
que no tuvieron perspectiva del tiempo, fueron frívolas. En esos años otras producciones que fueron
muy loadas, sin embargo ahora no hay quien se las trague. Tengo algunas etiquetas inmerecidas y mi
carrera ha sufrido más de una vez la mirada prejuiciosa, pero no voy de pobre
chico al que se lo han puesto difícil, más dura es la mina. Ahora hay gente
joven defendiendo comedias divertidas y frescas y son merecidamente celebrados
por ellas, me gusta pensar que algo sembramos bien hace veinte años con
películas como Perdona bonita, pero Lucas
me quería a mí.
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¿Qué
mensaje persigues ofrecer al mundo cada vez que inicias otro brillante rodaje?
Cada
película posee un sostén temático en el que trabajo a la par que la creación de
su argumento o envoltorio formal, pero no sé si eso es un mensaje. Ahora hablo
en mi próximo proyecto de la mentira, no solo como señal de nuestro tiempo,
sino en defensa de la mentira como forma de expresión de nuestra identidad,
somos nuestras mentiras, son una versión creativa de nosotros
mismos.
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