EN PRIMERA BUTACA: Con los ojos bien abiertos o el amante del carnicero


Por Antonio Capurro

El pecado y la religión son dos de los grandes temas presentes en Eyes Wide Open (Con los ojos bien abiertos o Einaym Pkuhot en hebreo) filme israelí del cineasta Haim Tabakman, pero el filme en cuestión nos habla también de la verdad de las emociones, sentimientos y pasiones que se halla bajo la piel de dos hombres signados por una fe que constriñe sus ganas de ser quienes realmente son. Filmada en el año 2009 la historia de "Ojos bien abiertos" nos muestra a Aaron, un carnicero casado, judío ortodoxo y padre de familia que vive en la ciudad de Jerusalén. Un hombre en la plenitud de su fuerza y vigor que se pasa los días entre su negocio, la sinagoga y su casa, copado por la rutina del día a día. 

La vida discurre en la más absoluta cotidianidad hasta que de pronto llega el viento fresco a su puerta cuando su letrero de se busca empleado atrae al guapo Ezri, de 22 años, quien aparentemente ha sido echado de su comunidad y su familia. Aaron necesita ayuda, así que le ofrece el trabajo a este atractivo judío que ha llegado de la nada. La cámara sigue las actividades diarias en una ciudad antigua donde la vida camina lenta sin aspavientos. Y por supuesto, la religión está presente en todos lados desde rezar antes de la comida con tus hijos o hasta la forma en que haces el amor en la cama. Todo es un ritual, lo vemos en las conversaciones de los hombres en la sinagoga en donde el debate sobre Dios los tiene completamente ensimismados. 

El filme no aborda el tema de la homosexualidad como una controversia o polémica, el director deja que sus personajes hablen por ellos mismos y actúen de acuerdo a lo que realmente viven. Aaron es un judío ortodoxo cuya vida gira en torno a la religión y el mayor símbolo está en la vestimenta que lleva en todo momento, ese traje negro con camisa blanca es una metáfora de la carga pesada que lleva sobre sus hombros, en el cuerpo y el alma porque en el fondo no es él sino tan solo lo que representa ante su dios, su familia, los amigos de la fe y él mismo. La carne que se corta ¿no es acaso la representación del sufrimiento que llevan dentro o de la expiación a la que seguro deberán someterse por sus pecados? Cuando ambas salen de Jerusalén, animado por Ezri quien le pregunta hace cuánto no sale afuera, es el inicio de lo que vendrá. En un estanque ambos se bañan desnudos y felices jugando como dos adolescentes en una tibia de verano. Las miradas y los gestos no engañan, todo lo contrario, dicen mucho y con fuerza.

Los dos actores principales, el dúo encarnado por Zohar Shtrauss y Ran Danker se ponen por completo en sus papeles, aquí el drama no se desborda pero tampoco se contiene. El sexo finalmente los libera cuando se encuentran sus cuerpos en el pequeño cuarto de la carnicería, refugio momentáneo de Ezri, pero también es amor con la entrega de una liberación tardía. Pero ¿qué les puede esperar a estos dos amantes en medio de una sociedad conservadora? El guion no tiene plots abruptos o inesperados. Ezri no tiene a nadie más que a Aaron, quien lucha de alguna forma con el mensaje de intolerancia de viene de todos lados menos de lo único en lo que ambos creen, de su dios.

En su momento este filme causó cierto asombro por mostrar la homosexualidad dentro de la religión judía."Yo estuve muerto, ahora estoy vivo", es la respuesta Aaron, un hombre que anhela vivir, pero ¿qué le puede quedar a dos pecadores en ese terreno con dogmas que son leyes? Al parecer no mucho en la visión de su director Tabakman, quien nos entrega un filme revelador.

"Eyes wide open" fue uno de los gratos descubrimientos en la edición 2009 del Festival de Cannes. Película fresca, intensa, que rompe tabúes y esquemas, con un estilo sobrio, fina en sus metáforas, bien actuado y que se coloca en esa lista de filmes gay que debes ver pronto.




Comentarios