El Closet Abierto DELUXE: Sebas Martín, máster del cómic gay español.


Por Antonio Capurro Fotos: Alberto March

¿Eres de los que le gustan el cómic y las novelas gráficas? Conversamos desde Barcelona (España) con Sebas Martín, considerado uno de los mejores autores del cómic gay español, quien ha publicado novelas gráficas como "Ideas de Bombero", Estoy en ello", "Aun estoy en ello" o "Los chulos pasan y las hermanas quedan", reconocidas por la crítica gay especializada de su país. Si no conoces el universo de Sebas, es tu oportunidad para hacerlo que todo el mundo tiene cabida, heteros incluidos.


¿Cómo descubriste el universo del cómic gay? 

Pues un poco como todos, a partir de un maestro como era Tom of Finland y algunos autores underground de mi adolescencia que se atrevieron a ello, como Nazario. Sea como fuere, sus historias eran básicamente eróticas y un tanto truculentas que nada tenían que ver conmigo. A mi lo que me apetecía contar en lenguaje de cómic eran comedias de costumbres.

¿De niño cuáles eran tus lecturas favoritas? ¿Empezaste a dibujar desde pequeño? ¿Alguna anécdota en especial? 

Leía lo que todos los niños de mi edad, aunque yo, tal vez con más ganas y frecuencia: Mortadelo y Filemón, Superman, Batman, El Capitán Trueno y los libros de Los Cinco, de Enid Blyton o Los tres investigadores de Alfred Hitchcock. Ya entonces tenía muy claro que no quería ser astronauta ni bombero, sino autor de cómics. Como anécdota decir que, como en casa no había papel para dibujar, yo pintaba batallas de personajes en los márgenes en blanco de los periódicos que leía mi padre.

¿Asumir tu orientación sexual vino de la mano con el descubrimiento de tu arte, cuándo es que decides salir del closet y cómo enfrentaste la situación con tu familia? 

Posiblemente el que dibujara superhéroes o personajes con poca ropa luchando en mis cómics de chaval influyó. La verdad es que no recuerdo cuando salí del armario. Me parece como si siempre estuviera fuera. Recuerdo que con 16 años les expliqué a mi pandilla de amigos que me gustaban los tíos y ellos me contestaron que muy bien, que ya lo sabían o se lo imaginaban y seguimos como siempre. En el caso de mi familia, tampoco hubo enfrentamiento alguno. Por suerte o por desgracia, mis padres tenían un total desinterés por todo lo que yo hacía, desde mis estudios a mis inquietudes y mi tendencia sexual no fue una excepción.

¿Cuándo es que te plantas y decides hacer una carrera como autor de cómic gay? 

Yo dibujaba cómic más "convencional", desde tiras cómicas para periódicos a cómic erótico hetero para un par de editoriales durante la época de la transición política en España. Pero eso no me desmarcaba de nadie. Lo hacían muchos otros. Un día, durante una reunión de amigos, una de mis amigas, que estudiaba publicidad, me preguntó que sabía hacer yo que no hiciese nadie, de cara a orientar mi aún incipiente carrera. Yo le dije que escribir y dibujar, a lo que ella respondió que si yo era gay, ¿porque no escribía y dibujaba sobre eso que yo tan bien conocía y que tan pocos autores tocaban?. Hice caso a su consejo y me puse manos a la obra.

¿Cuáles son tus principales referentes dentro del cómic, de quiénes has recibido influencia en tu trabajo? 

Aunque me encanta leer a clásicos dentro del cómic gay como Tom of Finland, Nazario, Howard Cruse o mi contemporáneo Ralf König, reconozco no tener influencias directas de ninguno de ellos. Mi estilo de dibujo es más cercano a la línea clara franco-belga y a autores como Tardí, que me encanta. Mi estilo narrativo, va por otro lado. Bebe, principalmente de la sitcom, la comedia televisiva de situación. Friends, Sex and the City, Las chicas Gilmore y Modern Family entre otras, si que son influencias directas en mis guiones.



¿Cómo ves la evolución de tu arte a lo largo de todos estos años? ¿En particular cuáles son las publicaciones o novelas gráficas que particularmente sientes que te han planteado un reto como autor? 

Cada vez que acabo una novela gráfica, me dan ganas de rehacer las primeras páginas y eso está bien; quiere decir que estoy en constante evolución. Temo el día en que lo que haga ya no le importe a nadie. Machos al Sol, dentro de Historias de Sitges, fue mi primer trabajo largo de cómic gay y Estoy en ello, mi primera novela gráfica con La Cúpula editores, que me consagró como profesional de referencia. Sigo estando muy orgullosos de estos trabajos. A partir de ahí, siempre mi trabajo favorito es el último en sacar al mercado y espero que esto siga siendo así.

El erotismo y el sexo juegan un papel fundamental en tu obra ¿cuánto de tus fantasías y deseos has trasladado en tus historias? 

(Risas) pues muchos, pero no creo que eso sorprenda a nadie. Plasmo fantasías y deseos eróticos que forman parte de la imaginaría general de todos. Y si el sexo tienen una parte importante en mis historias es porque en la vida real hay sexo...o debería haberlo. Y pobre del que no lo tiene.

¿Cómo ha sido el feedback con tu público, te sucede que a veces tomas ideas o sugerencias que te lanzan por las redes? 

No soy un hombre muy enganchado a las redes. Prefiero el trato cara a cara. Aunque es muy cierto que tomo ideas de anécdotas, vivencias de mis amigos y conocidos. En las presentaciones y conferencias me encanta charlas con los lectores, o delante de un café. Acepto ideas y sugerencias que les puedan interesar. No en vano, ellos son los consumidores de mi trabajo y si no hay lector, no hay autor.

¿Cuál es ese tipo de hombre gay español que has construido en tu obra? 

Uno de mis personajes fijos es Salvador, un hombre que en mi última novela gráfica ya pasaba de los 40 y que para mi representa esa mayoría silenciosa pero activa dentro del colectivo. No está musculado, es peludito, tiene barba y se está quedando calvo. Sobrevive en la economía denostada de esta crisis que nos ha tocado vivir, haciendo trabajos desde aparejador, que es su oficio, a teleoperador en un call center, por lo que no es uno de esos gays maravillosos que nos muestran los medios, que viven en casas de ensueño y viajan en hoteles de 5 estrellas. Es un gay de verdad, de los de carne y hueso, de los que viven en la puerta de al lado o van a comprar al mismo súper que las amas de casa, que no encuentra el amor porque es demasiado coherente en un mundo de maricas absurdas, donde el miedo a comprometerse, siempre esperando a ver si aparece algo mejor, se ha convertido en un valor al alza. Tal vez ese es el secreto por el que mis lectores se sienten identificados con mis historias

¿Sientes que todavía hay espacio para que futuros autores de cómic gay o sientes que luego de la crisis ha llegado a su tope? 

Si que lo hay, por supuesto, siempre que no estén dispuestos a vivir solo de esto. Esta crisis, como todas, a lo que primero afectó fue al mundo de la cultura y el ocio. Es el primer gasto que el ciudadano de a pie elimina cuando no llega a final de mes. Y es lógico. Hay otras prioridades de primera necesidad. Pero creo que han de aparecer voces nuevas paralelas a la mía que narren y dibujen otros puntos de vista o jóvenes que tomen el relevo y nos plasmen su visión del mundo que les rodea.

Has hecho el libro el Kamasutra gay ¿hay mucho allí de lo que aprendiste en carne propia en tu vida sexual?

¡Por supuesto! Ese libro requirió un duro y exhaustivo trabajo de campo. He de confesar que probé todas y cada una de las posturas para comprobar que eran factibles de ser puestas en práctica. Ahora ya me costaría más. Los años no perdonan (risas).



¿En la ciudad donde viviste fue fácil encontrar una comunidad gay?

Barcelona es toda ella una comunidad gay en si misma. A diferencia de otras ciudades, la mía no tiene un barrio o zona gay acotado. La gente vive en el barrio o lugar que quiere o le apetece sin tener en cuanta su condición sexual. Tal vez la zona de ocio está un poco más centralizada, pero desde los últimos diez años esto también se ha diversificado. No me gustan los guetos y tuve la suerte de nacer en una ciudad muy abierta desde principios del siglo XX, muy reacia a crearlos. En mi ciudad, los círculos se forman por afinidades. La sexual pude ser o no una de ellas. La comunidad gay de la misma se mezcla con otras a quienes les interesan las libertades civiles en general. Hemos pasado de ser una ciudad gayfriendly a ser casi una ciudad heterofriendly (risas).

¿Qué ha sido lo más difícil de enfrentar como artista y como hombre gay? 

Como hombre gay pues ya estoy de vuelta un poco de todo. Lejos quedaron los primeros años 70, donde había que manifestarse por los derechos esenciales. Y aunque aún queda mucho por hacer, es un momento para seguir trabajando, pero de manera más relajada. En cuanto a la faceta de artista, recuerdo que al principio de mi carrera, muchos editores rechazaban mi trabajo por tratarse de temática gay. O bien no comulgaban con ella o bien no se atrevían a sacarla al mercado. Lo anecdótico es que en algunos casos, muchos de estos editores ahora son los que me piden que publique trabajos con ellos.

¿Sientes que el porno ha sido para ti también una fuente de inspiración?

¡Claro que si! Y estoy orgulloso de mis trabajos más guarretes (risas). Aunque a veces es más porno una conversación bien construida que una escena de sexo explicito.

Para ti como autor ¿cuándo sucede que un cómic ya no es erótico? 

A ver, yo no me considero un autor de cómic erótico. En mis novelas gráficas hay sexo y sexo explícito, pero no suele sumar más de un 10%, por lo que no considero que se tengan que inscribir en la categoría de erótico, salvo títulos especiales como Ideas de Bombero o Vacaciones en Ibiza. Creo que eso contesta a la pregunta.

¿Qué significa para ti ser un escritor ya reconocido y dejar un legado a las futuras generaciones de la comunidad LGBT? 

Eso si que es una fuerte responsabilidad. Que algunos de mis cómics sean lecturas recomendadas tanto por las asociaciones LGTB como por las secciones de literatura LGTB de muchas de la bibliotecas públicas de mi país, me causa un gran respeto y un miedo terrible de no estar a la altura. Y la posibilidad de que puedo influir en una forma positiva a la forma en que las futuras generaciones vean el hecho LGTB, me llena de orgullo.

¿Qué otros temas quieres tocar en un futuro dentro del cómic gay que haces? 

Mis próximas miras van de cara a el hecho de hacerse mayor anciano y sin pareja en el mundo gay. O formar una familia con descendencia, cosa que no es tan difícil. Lo difícil es que se mantenga.

De alguna manera haces activismo con tu arte, ¿participas de algunas actividades u organizaciones? ¿cómo ves el tema de los derechos y el arte gay en otros países? 

Antes participaba de manera militante en algunas asociaciones. Ahora pienso que ya mi trabajo es una manera activa de militar, aunque no dejo de asistir a actos, conferencias o manifestaciones en las que piense que debo de participar. La verdad es que soy privilegiado en vivir en un país de la Europa Occidental y en particular en España, que ha pasado en muy poco tiempo de una moral católica conservadora a tener igualdad, por lo menos legal, de los individuos LGTB en casi todos los aspectos. Aunque no conviene dormirse, ya que este conservadurismo no ha muerto. Solo duerme y un sueño ligero. En otros países no tienen tanta suerte. Es desesperante que en pleno siglo XXI aún haya lugares en que la homosexualidad este penada incluso con la muerte. Casos como el de Rusia y su recesión en cuanto a este tema, nos demuestra que no podemos bajar la guardia.

Si no fueras ilustrador ¿que serías? 

La verdad es que tengo muchos intereses en el mundo que me rodea, Aparte de la literatura, siempre me ha encantado el mundo del teatro y el cine y no solo como espectador. He hecho algunas modestas incursiones. Por otra parte, soy licenciado en historia del arte, dos materias que unidas me encantan. También me fascina la antropología, pero no me importaría trabajar como empleado en una tienda o en un bar, cara al público. Eso si que es antropología pura. Y lo se porque en temporadas de necesidad económica ya lo he hecho.



¿Qué les dirías a los jóvenes gay que lean esta entrevista? 

Que vivan su vida con naturalidad. Que ser gay es como ser rubio o alto, una particularidad más de cada persona que no nos hace ni mejores ni peores, sino diferentes y personales. Y que no se dejen pisar por los que por desgracia aún no lo ven así. Que adelante, siempre adelante y con la cabeza bien alta. Y que como hace Salvador, el protagonista de la mayoría de mis historias, pese a los palos que te den, el día de hoy será mejor que el que ayer, pero seguro que menos interesante que el de mañana.




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