OSCURAS REFLEXIONES POR LENNA GUZMAN: Teoría de la resistencia al crecimiento en el niño

Por Lenna Guzman

En el mundo de los niños, está muy arraigada la idea de querer ser niños indefinidamente, manifestando deseos de no crecer más. Muchos lo achacamos a que los niños gozan de ciertas ventajas y comodidades, que proporciona el hecho de ser infante y que queda recogido en la carta de los Derechos del niño. 

Pero este deseo de no crecer en el menor, o resistencia a la realidad, parte de un problema derivado del subconsciente. Para entender esto, el niño en su deseo de seguir comprendiendo su realidad, proyecta su búsqueda a través del ejemplo de sus progenitores y su quehacer diario. El niño en su juego de exploración, ha ido más allá de sus límites preconcebidos de búsqueda y lo manifiesta porque le inquieta el devenir de sus futuras responsabilidades, siempre dentro de un marco social. Lo que  en consecuencia desestabilizará sus estructuras psíquicas y emocionales. 

Su esfuerzo por comprender la dura la realidad le ha generado un trauma que debe de afrontar, pero que desconoce. La experiencia empática le ha llevado a un sentimiento de frustración, que lo conduce a la apatía y al desgano. Como consecuencia su inconsciente manifiesta un mecanismo de defensa, que se traduce en el sentimiento de un deseo, que es la misma idea de que no va a crecer más. (Que proceso de defensa tan inocente).

El niño preso de la realidad que le tocó vivir, no le queda otra que huir, imaginar o inventar para poder escapar del sistema. El trauma vivido y posiblemente reprimido conducirá al niño a adquirir nuevos patrones de conducta, que inevitablemente marcarán la conflictividad de toda etapa de la adolescencia.  

El hombre nació para ser libre y es la sombra amenazante del sistema la que lo marca con dureza. El hecho de obtener el primer trabajo y obtener la primera retribución económica supone un importante estímulo que disolverá este trauma. Todo se supera y ya ni nos acordamos de de la resistencia de ser adultos. No adaptarse no es un digno de inmadurez, sino todo lo contrario, de que se ha sabido entender la responsabilidades que conlleva la vida. 

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