El diván del Sinegrito Por Javier Morón Mi salida del closet


Por Javier Morón (El SInegrito) 

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Como todos en nuestra vida, hemos tenido que pasar esta situación que es incómoda para muchos y otros que desde chiquitos ya los padres sabían que tenían un familiar “diferente” pero que nadie se atrevían a decir algo al respecto, pues preferían el secreto a voces y por supuesto el chisme que rondaba sobre la persona.

En mi caso fue un momento de “ahora o nunca cabrón” a los 21 años, ya que se me había presentado la oportunidad a los 17 años cuando podía haber salido pero el miedo y muchas cosas me rondaban en la cabeza y más esas historias de amigos en la preparatoria que fueron corridos de casa o golpeados por sus padres por ser homosexuales, rechazados por sus familias y abandonados a vivir en casa de amigos o un amigo que tenía relaciones con una pareja por tener un techo.

Mi momento fue una noche viendo películas con mis padres mientras mi hermana había salido de fiesta con mi cuñado, todo explota cuando mi hermana llega más tarde de lo acordado y yo la defendí, pues mi mamá regañándola y poniéndose intensa decidí intervenir diciendo que la dejara en paz, que ya llegó y estaba bien. Mi madre enfadada me pidió callarme y le dijo a mi padre que mejor me preguntara sobre esos rumores que decían de mí. Claro sabía que todo eso era dicho por un primo que se llama Andrés quien siempre me envidió y le encantaba meter chismes de la familia.

Mi padre sin voltear a mirarme y manteniendo fija la mirada al televisor me preguntó: ¿eres gay?, en ese momento pensé a la velocidad de la luz y era ahora o nunca! y sin voltear a verlo y manteniendo la mirada a la televisión le dije que si. fue un momento incómodo pues solo estábamos él y yo y en silencio total. Volteo de reojo y solo miro sus ojos llenos de lágrimas, lo que muy pocas veces vi en mi padre pues es un hombre de carácter fuerte y temple de hierro, vaya, es muy recto. Se levanta del sillón y yo corro a la habitación de mi hermana todo agitado y solo le dije “No mames! ya salí, creo me van a correr o algo!”, mi hermana solo decía que ella me apoyaba y que veríamos qué hacer.

Pasaron unos segundos cuando escucho a mi madre gritar y arrojar algo, por mi mente solo pasaban esas escenas que me contaban amigos que les pasó, ya veía mis cosas en la calle, buscando donde vivir, que iba a ser de mi, ya no vería a mi hermana ni a mis padres, tantas cosas que por esos miedos ajenos tenía en mi mente y que estaban adueñándose de mi paz mental. En eso escucho a mi padre llamarme a su habitación y solo recuerdo que iba sudando y temblando como nunca en mi vida.

Mientras iba me metí al baño y a mi mejor amiga de la universidad Valeria (QEPD) le mande mensajes diciendo que había pasado, pues al día siguiente nos íbamos de viaje por parte de la Universidad y en ese momento me marcó su mamá diciendo que estuviera tranquilo, cualquier cosa su casa era mi casa y sería recibido. Esas palabras me dieron la suficiente paz para enfrentar lo que fuera, tenía ya un comodín de tranquilidad para poder hablar sin miedo.
Entro a la habitación y mi madre desconsolada llorando en la orilla de la cama, mi padre serio con los ojos llorosos y la primer pregunta fue “¿Quién te violó?”, me quedé sorprendido con la pregunta, mi madre en ese momento dijo “ahora la gente nos va a criticar porque saldrá en tacones y maquillado”, mi mente no podía procesar que estaba pasando en ese momento y con esas preguntas tan fuera de lugar, así que antes de que continuaran intervení y les dije “Vamos paso a paso, sé que es difícil pero déjenme hablar primero. No fui violado y no voy a maquillarme y usar ropa de mujer, tampoco uso drogas y no tengo VIH. Lo mio es de nacimiento, no fui abusado y nada por el estilo, simplemente me sentí atraído por los chicos, si tuve novias era para hacerles sentir bien pero yo no lo estaba, me he cansado de llevar una doble vida donde no puedo ser feliz y sentirme mejor conmigo mismo”. 

Empezaron las preguntas ya más relajadas pero una fue la más acertada por mi padre “¿Entonces no me harás abuelo?”, con sus ojos aún llorosos simplemente respondí “Aún no lo sé papá porque el mundo no está listo para que una persona como yo tenga hijos, pero mi hermana te dará nietos y ya que encuentre alguien yo, puede y suceda pero de momento no papá”. Mi madre me miraba de reojo y volvía a llorar, me acerqué un poco y dije “Má, no me estoy muriendo, no soy extraterrestre, no es pecado, no es nada malo, soy tu hijo y te amo, solo cambia mi forma de amar a la de ustedes pero eso no me cambia en lo más mínimo, son lo más importante en mi vida, no me dejen solo”.

La noche transcurría y de pasar de las 11:00 pm que comenzó la plática, ya eran las 3:30 am y pasaba mi amiga a las 6:00 am para irnos al viaje, mi padre en ese momento dice que es momento de descansar que ha sido una noche pesada y tengo viaje. Salgo de su habitación y les digo solamente “Descansen, los amo y mucho” y no pegue el ojo en ese pedazo de noche que tenía para descansar, mi hermana fue y me abrazó diciendo que siempre estará para mi, la abrace fuerte y le dije que la amaba y que siempre estaré para ella.

Me marcan mis amigos que ya estaban por llegar, salgo de mi habitación, tomo mis cosas y al abrir la puerta sale mi padre a desearme buen viaje y avisar al llegar, asiento con la cabeza y salgo, moría por un abrazo pero no podía hacerlo, aún había mucha tensión; volteo a la ventana de la habitación de mis padres y veo a mi madre en la ventana solo mirándome y llorando, se me destrozó el corazón.

Todo el camino lloraba, mis amigos de ese momento me abrazaban y daban palabras de aliento, pero a la vez sentí un alivio y una paz de haberme quitado esa preocupación de mi vida, ahora me preocupaba el que pasaría al volver a casa. Les llamo al llegar y aún siento esa incomodidad con ellos, pero pasará y la ventaja es que estaría fuera de casa por un mes así que eso ayudaría a enfriar las cosas. Mi hermana era quien me mantenía al tanto de todo y saber que lloraban por lo pasado, pero llegó el momento de volver a casa y tenía tantos nervios que me sentía enfermar pero no podía evitarlo.

Llego a casa y estaban ahí sentados viendo una película, se levantan y me reciben con abrazos, mi madre había cocinado menudo y comencé a llorar porque estaba bien mi familia, todo estaba bien. Salió de mi llanto decirles cuánto los amaba y que los extrañé muchísimo. Pasamos horas platicando del viaje y todo lo sucedido,  me sentí bendecido por la familia que tengo y lo fuerte que son para afrontar las cosas, desde ese momento la relación en casa cambió para bien y sin más mentiras y dejando claro a esa gente que querían vernos derrotados que no pudieron, que nos unieron más y volvieron más fuertes. 

Al poco tiempo muere mi mejor amiga Valeria, la chica que me ayudó e impulsó a salir del closet, esa pequeña que era lo mejor de mi vida y que llegó a ser como una hermana para mi y meses después llega mi primer amor, el primer novio que presento a mi familia, su nombre es...

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