FANGORIA en primera persona
"Nadie te puede quitar el placer de hacer algo
como tú crees que debes hacerlo"
“Celebración y
autodestrucción —–declara
Nacho Canut—–. Olvido habla de superficialidad y mundos
sintéticos; yo escribo las partes de las canciones donde se atisba que todo eso
lleva también a un callejón sin salida. Por edad y por trayectoria —–añade Alaska—– hemos llegado
a un punto en el que ya no nos apetece esforzarnos por no decir lo que pensamos”.
Desde el año 1999 Fangoria ha vendido alrededor de 15
millones de discos en todo el mundo. Canciones como Espectacular, Fiesta en el
infierno, Dramas y comedias, Ni tú ni nadie, Absolutamente, Más es más,
Electricistas, No sé que me das, Retorciendo
palabras, En la Disneylandia del amor, Miro
la vida pasar, Criticar por criticar,
Geometría polisentimental o A quien le importa —–fastuoso
himno gay internacional—–han
llevado al grupo a ser un número 1
retratado en medios tan importantes como Rolling
Stone, Zero o Psicologies.
Las giras de este verdadero equipo de profesionales se suceden, de forma continuada e imparable,
en países como Estados Unidos, México, España, Argentina o Japón. El 4 de enero de este año, se
anunció el lanzamiento del disco Miscelánea de canciones para robótica
avanzada. Esta nueva propuesta musical de Olvido y Nacho se compone de 4
canciones inéditas, un remix/mash-up y un medley; además de las
canciones ya contenidas en Canciones para robots románticos. Antes
de la presentación de su primer single, titulado Espectacular, el nuevo trabajo de Fangoria ya había sido certificado como disco de oro. Está claro
que estamos ante dos profesionales como la copa de un pino. Dos grandes
estrellas y un mismo camino dotado de una brillantez conceptual, de una
compactación sonora envidiable y de una personalidad arrebatadora que sólo
permite una expresión tan directa como realista para cerrar la presentación de
esta entrevista concedida para Onda Verde
Radio y La Revista Diversa. El
buen gusto sin ambición es un pájaro sin alas. Pretender ser normal aburre y,
entonces, como hicieron en su momento Alaska y Nacho, se hace necesario volver a ser
uno mismo ¡Larga vida a Fangoria!
–
Vuestros
grandes éxitos denotaban cierto desencanto hasta que comenzasteis una nueva
etapa en Fangoria más positiva; con discos redondos tan espectaculares como Cuatricromía, Policromía, Canciones para
robots románticos o su estupenda revisión Miscelánea de canciones para robótica avanzada ¿Qué tiene el desamor
y el amor que siempre han sido tan especiales para vosotros?
Fangoria
nunca ha tenido pesimismo, de hecho, cuando publicamos Una temporada en el infierno en el año 1999, Nacho y yo nos
encontrábamos en un momento maravilloso de nuestras vidas —–explica
Alaska—–. Quizá pudiese parecer que
éramos incapaces de hablar del amor y los sentimientos, más allá de un punto de vista como dramático,
pero se trata de que Fangoria somos como muy teatreros.
-
Alaska, dicen que quien mucho abarca poco aprieta pero tú has anulado el sentido de la
frase embarcándote en mil y una historias. Tus canciones se convierten en
himnos internacionales, te involucras en infinidad de acciones sociales, triunfas
en el teatro, el público te ama y venera más allá de la pantalla de televisión;
luchas como nadie contra las injusticias que golpean nuestro mundo, has escrito
libros, te has licenciado en varias carreras universitarias; incluso le has transmitido
a tu madre —–quien en fecha reciente presentó
un magnífico libro de memorias—– esa fuerza que tienes por vivir y
disfrutar nuevas experiencias; que ya es meritorio que una influya en su propia
madre sin manipularla. Hija, a ti de pequeña te dieron mucho Cola Cao para
desayunar…
Sí, tomé mucho Cola Cao —–sonríe sorprendida por el jocoso
comentario—–. Todo lo que hago
me gusta y tengo la enorme ventaja de no tener un trabajo que me ocupe un
número determinado de horas todos los días de mi vida aunque —–hace un inciso—–, tengo la desventaja de que mi
profesión me ocupa todo el día. No soy como esa persona que a las ocho de la
tarde cuelga y puede dedicarse a otro tipo de vida —–responde aceptando su realidad—–. No tengo un sentido del trabajo
muy desarrollado y para mí presentar un
disco es exactamente lo mismo que irme, en un momento dado, a una manifestación
o apoyar el Día del Orgullo Gay. No considero trabajo ni lo uno ni lo otro sino parte de mi vida —–asombra su expresividad e
inteligencia—–. Hago lo que me
gusta y por eso puedo hacerlo todo aunque —–vuelve a puntualizar—– vaya en detrimento de mis horas de sueño o de mi vida
personal… ¿De dónde saco mi tiempo?... Pues del cine… Dejo de ir al cine esta
semana para hacer no se qué… —–se resigna con mucha simpatía—–, el caso que no me puedo quejar porque como todo lo que hago lo
hago porque me gusta… Siempre llego a la conclusión de que necesitaría que el
día tuviese más horas —–me
arranca una risotada con su inmensa y cómplice sonrisa.
-
El
mundo está asistiendo a una época convulsa. ¿Has sentido alguna vez la
imperiosa necesidad de hacerte monja y recluirte en un convento para alejarte
de la realidad de tu entorno?
Recuerdo
con especial hincapié los años 1992 y 1993 —–contesta de manera inmediata—–. No llegué a tanto como pensar en meterme a monja; entre otras
cosas porque en un convento se impone el celibato y eso —–abre
los ojos—– siempre ha sido
contrario a mis creencias; pero sí necesité alejarme de mi vida de aquel entonces.
Pero lo hice sin cometer el error de poner kilómetros de por medio. Siempre me
ha encantado la idea de tener un paraíso terrenal donde disfrutar de mis
momentos de soledad pero no lo tengo.
-
¿Cuántas
personas te han sujetado el bolso y han saltado a la fama?
No
se me ocurre nadie, de verdad te lo digo, que por el hecho de tener relación
conmigo o con Fangoria pueda ser famoso o famosa —–asegura con gran seriedad—–.
Si es cierto que, tanto Nacho como yo, tenemos muchos amigos y conocidos con
quienes hemos tenido contacto en determinados momentos de nuestras vidas y, con
el tiempo, se han hecho populares. Desde grupos que han tocado con nosotros
hasta artistas con quienes hemos trabajado porque nos gustaba mucho lo que
hacían, o amigos que han terminado en televisión o escribiendo libros con mucho éxito —–me guiña un ojo—–, pero eso es algo muy normal.
Nosotros comenzamos en el mundo artístico siendo muy jóvenes; tan jóvenes que
ni siquiera teníamos edad para dedicarnos a una profesión. Esto nos ha
permitido ver como mucha gente se han ido desarrollando a nivel profesional
hasta el punto de que incluso nos han podido echar una mano a Fangoria.
-
En
ocasiones fuisteis descritos como personas frías y distantes ¿La gente tiende a
reflejar en los demás sus propios fracasos?
Los
retratos que hagan los demás de una misma, incluso con la mejor de sus
intenciones, resulta inexacto —–necesitaría
días para seguir disfrutando de la sapiencia de ambos genios—–. Los fans a veces quieren ver en el
artista lo que no es el artista. Cuando yo tenía 12 años David Bowie para mí
era Dios y llegó un momento de mi vida que dejó de interesarme todo lo que
hacía. La culpa de este desinterés no la tuvo Bowie; la culpa fue mía… Ni
siquiera deberíamos hablar de culpables… David Bowie hacía lo que le daba la
gana… A la gente nos podría parecer mejor o peor pero él debía seguir su camino —–sus palabras obnubilan a
cualquier profesional que se precie—–.
Cuando analizas a un personaje que sólo conoces por los medios de comunicación
tiendes a cometer todo tipo de errores. Yo los cometo —–se sincera en todo momento—– y tengo mi propia versión de muchos personajes que, estoy
segura, nada tienen que ver con mi visión personal porque no les conozco. De
todas maneras, mientras que no se trate de alguien que a mí de verdad me
importe, me da igual lo que se diga sobre mi persona… incluso lo que sea bueno…
-
El
panorama creativo de nuestro país está herido. Muchos artistas tienen que
emigrar a países lejanos para abrirse camino ¿Qué consejo le daríais a esas
personas que sueñan con llegar tan alto como Fangoria?
Algunos
mensajes no pueden ser ni positivos ni crudos —–gesticula con ambas manos mientras posiciona el cierre de esta
entrevista—–. Si fuese muy
positiva mi respuesta sería realista y, por otro lado, si fuese muy negativa mi
respuesta también sería realista. Nadie te puede quitar el placer de hacer algo
como tú crees que debes hacerlo. Si te llega en la vida un batacazo, ese
batacazo te lo das tú y, créeme, de ellos se aprenden mucho. Quizá porque soy
muy cabezota o he tenido suerte o me la he sabido buscar en esta vida, nunca me
he pegado un golpe por hacer algo que los demás me han impuesto. La gente que
tiene ideas muy claras y quieren llevarlas adelante deben hacerlo. Siempre
aconsejo estas palabras a los profesionales, no solamente artistas, que
comienzan a forjarse su futuro, a darle forma —–invita a la reflexión—–.
Pero no solo eso. No basta con que tus éxitos y fracasos te pertenezcan. Si
sólo los vas a compartir con tres personas es mejor preparar una merienda con
Cola Cao y disfrutar entre amigos. Vivimos de lo que hacemos y vivimos de lo
que somos gracias a los demás. Tenemos que llevar las riendas de nuestras vidas
pero también debemos ser agradecidos y generosos.
©Archivo
fotográfico La Vanguardia, Vanity Fair, Warner Music. Todos los Derechos Reservados.
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