LETRAS INDÓMITAS: Viajes y Viajeros
La poesía es una de las expresiones artísticas más bellas y antiguas que viene desarrollando el ser humano desde que nuestra civilización y su pensamiento viesen la luz, allá donde los versos cobraron fuerza, forma y opinión. Ya lo decía el gran maestro Octavio Paz: “La poesía es el punto de intersección entre el poder divino y la libertad humana”. Influida por las vanguardias de comienzos del siglo XX, comenzó a enfrentarse a sí misma, poniendo en entredicho sus clásicas propuestas que, hasta hace cien años, dominaron la escena poética respecto de la métrica y la rima. El autor Diego Gijón Camacho transforma ese arte de comunicación a través de su nueva propuesta literaria: Viajes y viajeros. La excelente acogida de su anterior obra, Palabra tras palabra, le ha permitido mostrarse al lector con un desenfado y experimentación impropias para la presunta madurez de un joven que, a su temprana edad, convierte la palabra más simple en un torrente contemporáneo de verso libre, sentimiento y lucha por los valores universales del ser humano. Y es que, la principal acción de Gijón Camacho con Viajes y viajeros consiste en manipular cualquier atisbo de métrica o rima —elementos tan característicos de la poesía desde sus comienzos—, con el fin de humanizarla a través de la libertad del verso y el empleo irrestricto de sílabas que, como buen castellano, borda a la perfección. Sin duda, el autor avanza y sale del encasillamiento evocado siglos atrás, con una elegancia que nada tiene que envidiar a la belleza tradicional, no en vano, el escritor nos muestra un estilo bien diferenciado de la llamada literatura de postguerra y mucho más novedoso que el surgimiento de las posteriores camadas de poetas que con tanta suspicacia supieron marcar una abismal distancia entre lo establecido por las normas más conservadoras.
“Muchos sabrán lo que siento, muchos habrán sentido alguna vez lo que hoy me alberga... pero para ser sincero, diría que, no son tantos como creemos. Perdónenme; todavía hay muchos muertos en vida. Y no son menos muertos aquellos que escriben. Son menos muertos aquellos que el día se come y a la luna miran, y no la duermen. Los que se levantan cada día con una ilusión y una meta, con un futuro que parte de un presente que no para”.
Viajes y viajeros. (Diego Gijón Camacho) Sinopsis
Lejos de conformar al lector mostrando el alma de poeta a su antojo, Diego Gijón Camacho se atreve a envolver su atención con un inesperado y portentoso ramillete de relatos —novela incluida—. En medio de tanta valentía, lo más lógico hubiese sido hallarnos ante un eclipse literario de esos que nuestra mente apenas daría valor. Más sin embargo, más difícil que hablar con un corazón sin boca, el joven y pequeño David vuelve a batirse en duelo con Goliat y lo tumba verso a verso, golpe a golpe —como dice el estribillo de una vieja canción— a través del certero deseo que, desde su interior, brota con poder hacia la triste y agobiada princesa dormida; esa sociedad que necesita un influjo de Luna, un rayo de sol o un poema de tintes sociales para reaccionar y volver, con la voz afinada, a luchar por un mundo más equilibrado, generoso y solidario. Viajes y viajeros no entiende de guerras, de violencia de género, de homofobia o de xenofobia. Diego Gijón Camacho propone un trayecto que recorre la humanidad en su esencia sin tabúes, injusticias y demás monstruos que ella misma ha ido dibujando en un bloc de falsas ilusiones, esperanzas y recursos. Porque el poeta antes que poeta fue persona: “Los sentimientos han sido engalanados y convertidos en poesía. Siempre podremos viajar por un universo —para algunos desconocido—, llamado alma. Viajes y Viajeros te conducirá a ese viaje único y determinante. Mi libro se convertirá en el billete perfecto sabiendo sentirlo y utilizarlo. Veintitrés poemas, tres relatos y una novela corta que golpeará corazones. Quizá alguno se rompa, otros se unan, pero no quedaran impasibles o como estaban antes de descubrirlo”.
La prosa o la poesía no son algo que se ve; no son tangibles ni siquiera son materiales pero unidas crea una luz que nos permite ver; que nos permite reflexionar sobre nuestro día a día; nuestras cargas, penas y alegrías. Eso que vemos y que, obras tan completas como Viajes y viajeros nos muestran, se llama vida. Como dice otro gran maestro, Federico García Lorca: “la poesía es algo que anda en la calle”. Seamos sinceros los unos con los otros y aprendamos a comunicarnos con nuestros semejantes en absoluta armonía y respeto. Gracias, Diego Gijón Camacho, por perfilarnos una nueva generación de paz y pintura viva de amor.
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